BIENAVENTURADOS LOS QUE CREEN SIN HABER VISTO:
Esta carta dirigida a Benedicto XVI, ( 20 - 6 - 08, ver el epígrafe: " OTRAS CARTAS Y MENSAJES"), trata de rescatar de nuevo lo que se ve orientado a la
pérdida. En vano trataba de tender la mano; en vano el Señor me insistía para
que volviera a “llamarle”, para que “acudiera con nuevas instancias”...
Penoso era contemplar este declive. Tratar de llevar la LUZ que dejaba
fuera, porque en la casa, se cerraban ventanas y puertas.
Todavía el Señor trataba de mantener alguna esperanza y me seguirá
enviado a éste, hasta que su inconmovible actitud, ya en 2012, concede el fin.
Ya no más cartas.
Ya, desde 2010, el Señor me urge a avisar a otros miembros de la
jerarquía, y a ellos envío dos trabajos con los avisos del Señor: “ TIEMPO
OMEGA” y “ CARTA-INFORME, 2010”.
Debo decir que tampoco estos miembros vaticanos respondieron nada. Lo
cual coloca a esta Iglesia a nivel de complicidad y de fe, donde este Papa ha
querido situarla.
Estos monseñores, no ignoraban el Oráculo del Señor, que en la página 2
incluyo, donde Cristo afirma:
“EL PAPA GUARDA ESTA REVELACIÓN SIN SACARLA, PERO ES LA HORA DE LA
VERDAD...”
Y permanecieron como los que oyen música celestial... Ninguno ha querido
modificar la trayectoria que la Iglesia lleva hacia LA NADA, porque discurre
sin Cristo.
Inquietante es este extremo y actualiza en modo impresionante, los
avisos del Señor, sobre la división interna de la Iglesia, su ruina y la
desolación que tratará de acapararla, por el cumplimiento de los designios que
se están cumpliendo, sin que en ella haya ninguno que trate de UNIRSE al Señor
para impedirlo.
Triste resulta llegar a esta desembocadura. Yo no la comprendo, no
puedo. Es incompatible con el espíritu de fe.
*
LA PALABRA DE DIOS
El Papa lee la Biblia estos días, realiza un sínodo que
sea búsqueda de LA PALABRA DE DIOS.
Se esfuerza en conseguir... ¿QUÉ? Bucea e indaga y lleva
a otros a indagar, sin precisar ¿A DÓNDE?
Como quien navega en un océano, trata de vislumbrar EL
MISTERIO, y aunque ÉSTE se sitúa delante, NO LO VE. Mueve su frágil barcaza, a
golpes de timón humano y se halla zarandeado por un fuerte oleaje, lleno de
sentido, de símbolos, de vida, que no pone él, y ni siquiera entiende, que le
sobrepasa a punto de naufragio, pero que se obstina en contemplar con ojos de
razón intelectual, sea profunda, siendo sólo visible con ojos de FE y
espíritu...
En vano escudriña la hondura de la Palabra, para llegar
él y penetrar la dimensión que encierra.
NO QUIERE COMPRENDER que no se nos ha dado entrar
hasta el misterio con nuestra razón, por ejercitada que se halle, hasta
que EL MISTERIO VIENE A NOSOTROS DESDE DIOS Y QUIERE CRISTO, POR MEDIO DE SU
ESPÍRITU, DESVELARLO.
El Papa se adentra por este
océano profundo, sin contemplar que la revelación del misterio ha sido
concedida ya. No quiere entender que no ha de buscar él con razones que
brotan desde su intelectualidad, porque son razones humanas y CARECEN DE LUZ.
...Mejor hará en RECONOCER que EL MISTERIO le ha
salido al encuentro, y aguarda desde hace casi trece años, a que LO QUIERA ACOGER.
No le hace falta entenderlo. Tan sólo le hace falta confiar plenamente en su
Señor, y abrirle las puertas, que tan CERRADAS mantiene, diciéndole:
“SÍ”
Si Jesucristo vino hasta nosotros, fue porque hallo
abierta LA PUERTA DE MARÍA. Porque, a Ella tan sólo le bastó conocer LA PROMESA
DE DIOS para decir “SÍ”, dejando pasar a su través EL MISTERIO, que se hizo
patente y salvífico para toda la humanidad.
* *
*
No procedería yo a escribirle más, ni querría
importunarle con mi insistencia, pero Cristo me envía porque todavía
quiere concederle ESTA OPORTUNIDAD...
Le ve el Señor, esbozando líneas confusas, que divagan y
se pierden, siendo que ÉL YA CONCEDE CLARIDAD, diafanidad que debiera ser
contemplada por el Papa y propagada a su pueblo.
El Señor realiza su Obra y la sostiene con su Palabra.
Lo que Benedicto XVI busca,
está escrito en la Biblia, expresado en los profetas y en los designios del
Padre desde el A. T.
Está en el N. T. expresado por Jesucristo y por sus
discípulos después...
Lo que JESUCRISTO está realizando AHORA, está
misteriosamente desgranado en la Escritura, pertenece a ella, pero es un
misterio impenetrable a los ojos que miran sin fe.
El Papa se esfuerza en hallar a Cristo, SIN CRISTO. ¿Cómo
puede esto concebirse? Lleva el timón de la Iglesia, y los convoca a todos
(especialmente a los discípulos) a leer la Biblia; a buscar a Cristo; los
apremia hacia el amor... pero a él se le da todo en junto: la palabra revelada ahora (lo que en la
Biblia está escrito, pero no sucedido, PORQUE ES AHORA CUANDO SUCEDE, y los que
la escribieron no lo podían saber); LA PRESENCIA DE CRISTO (porque se le
hace conocer que se halla delante, como lo estuvo con Pablo de Tarso, en
PRESENCIA MANIFIESTA, que ÉL mismo hace patente con toda clase de signos,
PALABRAS que no están escritas, que pronuncia Él con su voz y nadie
conoce, porque es a mi que me las está entregando y dejándome conocer, para
que por mi testimonio todos crean), y pone ante sus ojos el AMOR,
según lo que quiere, según lo que ofrece, según ha de ser mirado y
correspondido, según LO SIENTE EN SU CORAZÓN.
Porque se está cumpliendo lo que también está escrito en (Apc. 6, 1 –
8), y ha sido concedido el caballo blanco, portador del PAN EUCARÍSTICO,
pero debido a la falta de caridad y de conversión, sobreviene la
falta de paz, la discordia: el caballo rojo.
El Caudal que Cristo está
ahora entregando desde mi, a los hijos de la Iglesia (pero no lo reciben porque
están la ENTRADAS cerradas), es inmenso.
Me dice Él: “ESTÁS VIVIENDO LO GRANDE”.
Y así su Iglesia, su
pueblo, podría ESTAR VIVIENDO LO GRANDE, si se aproximara a creer en lo
que Cristo está realizando.
* * *
No censuro que el Papa
realice estos llamamientos, no censuro
NADA YO. Si lamento, si me quejo, no es por mí, sino por todo lo que el Señor
me muestra, y por el desdén que a Él se está mostrando. Jesús me duele.
Está bien convocar a los
creyentes, y es bueno que el Papa lo haga, porque... ha de llamar a TODOS y es
ello necesario, pero para llevarlos a VER ¿QUÉ..?
...Si no les dice LA
VERDAD, si no informa de LA REVELACIÓN que hasta él llega, si oculta y calla
que Cristo ESTÁ PRESENTE, manifestándose a mi y dando toda clase de signos
evidentes de su PRESENCIA... el llamamiento VOCACIONAL que trata de
ejercer, se pierde. La siembra que llegue a fructificar, se
pierde, el fermento que concede ilusión, porque se convierte en HALLAZGO, se
pierde.
Así todos los trabajos y
empeños de unos y otros son conducidos a LA RUINA, y en medio de ella, el único
fermento es LA DESILUSIÓN.
Contemple el Papa, qué lamentable espectáculo nos espera, si también la
Iglesia se apareja a la ruina y al declive del mundo donde tan sólo la ambición
de poder impera y donde
La FE se empobrece, se
entibia o se pierde y deja de ser entendido. EL AMOR QUE NOS MUESTRA
EL SEÑOR, tal y como Él con su boca y sus HECHOS, lo acredita.
El apagamiento sobreviene,
y la distancia... ¡Una distancia que NO ES REAL, porque LO TENEMOS TAN CERCA!
Por tal razón me dice
Él, ante el camino inequívoco que toma su Iglesia:
“EXPIRÓ ESTE AMOR QUE
ERA INMENSO Y MAJESTUOSO CUAL NINGUNO; QUE ESTABA DOTADO DE LA MAYOR BELLEZA. TEMO
QUE EN ÉL YA NO VUELVA A SUCEDER LA PRIMAVERA.”
Se apaga el Amor, sea
inmenso, y hermosísimo, si no hay ojos que lo contemplen, ni afanes que lo
busquen para sumergirse en sus delicias. ESTA DISTANCIAS ESTÁ, y no es por
Cristo, sino por los que le rechazan y se defienden de contempla su OBRA que en mi proyecta.
Se muere el amor, porque
“los discípulos amados” se han vuelto desdeñosos y desairan vez tras vez, todas
las expectativas que libera, desoyen todos sus rumores, su clamor, lo acallan:
LES MOLESTA.
Cuando Cristo los deje a
solas con sus obras, cuando con nada se sacien y perezcan hambrientos y
sedientos (Am. 8, 11 – 14), ellos mismos dirán al recordar que LO TUVIERON:
“EXPIRÓ ESTE AMOR QUE
ERA INMENSO Y MAJESTUOSO CUAL NINGUNO; QUE ESTABA DOTADO DE LA MAYOR
BELLEZA...”
* * *
Los signos de los
tiempos, que tantas veces refiere la
Iglesia, se hallan delante en estos momentos. Son signos escatológicos, que
anuncian el declive humano. ¿Cómo es que el Papa los nombra, pero no sabe
verlos?
SUCEDEN... yo no
me los estoy inventando. No hay más que echar una ojeada a los periódicos y
noticiarios, para que nuestras pupilas se vean penetradas por la tiniebla
espesa que el descenso de la humanidad proyecta.
La incredulidad es
creciente, porque progresa el modelo pagano (Rom. 1, 18 – 32) y frente
al desenfreno reinante se cumplen las antiguas profecías (Jl. 1, 1 – 17) “La
invasión de las langostas”; es lo mismo que decir: “La invasión de los
pecados” ¿Por qué? Lo explica el profeta:
“Sacrificio y ofrenda
– han desaparecido – de la casa del Señor” ...
Ni el sacrificio
eucarístico de Cristo se está teniendo en cuenta, toda vez que está siendo
Jesucristo en su templo rechazado. Ni la ofrenda nueva que ha
querido consagrar, poniéndome en su ara y uniéndome Consigo, ha merecido
consideración. Por tal razón, sobreviene junto a la desaparición de la
fidelidad de este pueblo (su Iglesia) a Jesucristo, su pérdida. Los deja Él y
se hallan sometidos al arbitrio del pecado:
“Lo que dejó el
saltamontes – lo devoró la langosta – lo devoró el cigarrón – lo que dejó el
cigarrón – lo devoró la caballeta...”
Lo que queda tras ello,
es la desolación:
“Los sacerdotes
ministros del Señor – hacen duelo – devastado el campo – en duelo la tierra –
el trigo ha sido asolado – ha faltado el mosto – y se ha agotado el aceite.”
Todo lo que era
territorio del Espíritu, lo espiritual y sus frutos, está yermo, y la tierra
llora desconsolada, porque falta el trigo (pan – eucaristía); y el mosto (la
alegría, los dones); se ha agotado el aceite (la gracia, lo que sirve de
curación y nos unge).
¿Son exageraciones
mías...? Revise el Papa con objetividad, la situación de la Iglesia en el
mundo, las persecuciones que padece y la hostilidad creciente que emerge, y en
mayor modo lo hará, por estos cumplimientos que YA SON. El mundo se hostiliza y
muchos ANTICRISTOS quieren tomar las riendas para gobernarlo a su arbitrio,
lejos de todo lo que propugna el Hijo de Dios.
No querer ver este
suceder que SE ACRECIENTA, es desviar la mirada en modo irresponsable, dejando
sometido EL TESORO a la debilidad, y a la ignorancia. Pues si los hijos de este
pueblo desconocen la Presencia del Señor, carecerán de la necesaria FORTALEZA para no sucumbir ante los tiranos.
La política se corrompe.
Se devalúa en modo acelerado. Los ideales democráticos perecen bajo la zarpa
fiera de los DESPOTAS. De los hipócritas que son lobos con piel de cordero.
¿El Papa no lo ve?
Entonces, aunque lee la
Biblia, no sabe mirar. Porque se está cumpliendo lo que anunció (Ag. 1 –
2) El Templo del Señor carece, no se RENUEVA , ni es EDIFICADO, con lo que Él está
concediendo en estos tiempos. Por
esa razón, donde quieren recoger mucho, recogen poco, y cada vez la
pérdida será mayor.
Esta situación no es
irreversible; porque también declara que en cuanto empiecen a quitar lo ruinoso
y empiecen a edificar el Templo Nuevo, Él mismo abrirá las exclusas del cielo,
dándoles la lluvia (su bendición) de modo que volverán a tener prosperidad y
esperanza. Para ello habrán de dejar de construir para sí mismos, y
CONSTRUIR PARA EL SEÑOR.
¿Es así como lo hace la
Iglesia, que lo mantiene OCULTO Y SILENCIADO, como si no le estuviera HABLANDO,
siendo que no hace otra cosa desde hace más de una década?
Pero avisa el Señor:
“Yo conmoveré los
cielos y la tierra (1) cambiaré los tronos de los reinos y destruiré el poder
de los reyes de las naciones (2) Volcaré los carros de guerra y a sus
conductores (3) caballos y jinetes caerán cada uno por la espada de su hermano
(4)”
Esta conmoción está
sucediendo. En el cielo, ya... La tierra también convulsiona. Lo estamos
viendo. Asistimos a los prolegómenos de este caos que se describe y que afecta
a todas las esferas del poder humano, a la política social, migraciones,
conflictos todos... y al poder económico. ¿Acaso no es lo que cada día vemos y
empeora por años?
¿No se le ocurre al Papa
–hombre de Fe- pensar que no es posible que en estos casi trece años, las cosas
se deterioren en tal medida, y a todos les vaya afectando? ¿Es casualidad sólo
que la política se corrompa sin remedio, y también los pueblos? ¿Qué la fe y la
virtud perezcan y se abomine de Dios en tantos modos y lugares, sin
consecuencias? ¿Qué siendo mayor el progreso científico, el hombre se sienta
cada vez más vulnerable y marginado?
El mundo evoluciona a
la inversa de la voluntad que Cristo vino a expresarnos, y en ello se pierde.
Discurre hacia el abismo.
Pueden los gobernantes
dictar su leyes, constituciones, estatutos, acuerdos y consignas, pero sin
Dios, NO LES VALE (Sal. 2): A los reyes... todos los poderosos inicuos dice Él:
destruiré (su) poder.
Lo que está
sucediendo y es convulsión en la que el mundo se confunde y se despedaza, no es
otra cosa que el CUMPLIMIENTO de los designios últimos, y de las promesas.
En (Zac. 11) se describe
la misma situación que en Ageo se señala. El texto de “Los dos pastores” hace referencia a Cristo (Primera y Segunda
Venida) al principio del N. T. y al
final... en los momentos últimos.
Lo que Él halla en torno
es el dominio del mal y del pecado, que a todos afecta, sean mercaderes,
compradores u ovejas. Ninguno, ni las ovejas, aunque van al matadero, se
dispone a cambiar. Nadie mira hacia la CONVERSIÓN. Y el primer pastor, Cristo
ALFA, agota las posibilidades de su misericordia, concediéndose en la cruz...
Discurre el tiempo de la
salvación, acreditada por Jesucristo y expresada en su resurrección, pero la
situación no mejora. Es peor todavía, porque los que habrían de ser discípulos
de Jesucristo, no quieren reconocerle esta vez tampoco. Venido Cristo
OMEGA, (Segunda Venida), es rechazado por los suyos y las ovejas se cansan de
seguirle; el mundo camina hacia la perdición, sin conversión alguna...
Ahora está faltando Cristo a su Iglesia.
Si bien hay tratantes
que reconocen que el cayado Benevolencia ha sido roto y con ello el
pacto del Señor con todos los pueblos. Hay quienes sí contemplan los signos
que están sucediendo. Los ven...
el ser humano es
derribado por su propio hermano.
Porque esa es la
situación que describe (Am. 3) de manera que por el rechazo a Jesucristo
sobrevendrá LA RUINA que los hiere y los dispersa (Am. 8 – 9), porque están
las órdenes dadas para que sean derribados los capiteles y los altares
falsos, de modo que quede sujeta al predominio de las naciones, y a lo que
éstas hagan con ella... (Zac. 12)
Estas cosas ya las vemos
despuntar... El mundo islámico no considera, y no respeta... ¿O, piensa el
Papa, que por mucho que dialogue él va a conseguir detener, lo que está
ordenado en los designios, porque este pueblo se ha retirado del Señor?
La Iglesia será sometida
al arbitrio de las naciones, porque se
ha retirado de Jesucristo, y ha dejado de creer en su Poder, que realiza AHORA
lo que faltaba para el establecimiento del Reino. (Mas... si REGRESA Y ACEPTA CONVERTIRSE, si
ACOGE todo lo NUEVO, podría entrar en la Divina misericordia...)
¿Está el Papa trabajando
codo con codo con Él? ¿Según Jesucristo quiere y en atención a quien Él envía,
o según consideran quienes trabajan HOY en la Iglesia sin querer mirar lo
que solicita Cristo?
Porque es el Señor quien
da lo que prospera o hace prosperar, y quien lo
quita: (Zac. 8, 9 – 17), y él mismo enfrenta a los hombres entre sí, procura su
ruina, o su gloria. Siendo tan sólo Él quien procura LA PAZ, a quienes hasta Él
se acercan.
Benedicto XVI que gusta
ahora exaltar a Cristo, habría de hacerlo desde LA OBEDIENCIA, único modo de
adorarle. Como Pedro y los apóstoles, cuando les instaban a callar las
obras del resucitado (Hch. 4, 19 – 20) esgrimían que “Es preciso obedecer a
Dios, no a los hombres”. Y si lo hiciera, acogería su voluntad sirviéndola,
lejos de silenciar y poner cerrojos a cuanto el Señor está revelando.
Le estaría obedeciendo,
si quisiera RESPONDER a Cristo (Jn. 21) como hizo Pedro. Habla a todas horas
del Amor, pero... ¿con qué amor está amando a su Maestro?
Discurre con la barca
–no sabe a dónde- y no quiere contemplar que está Cristo en la orilla, con
las brasas encendidas, aguardándole. A pesar de que el discípulo místico
se lo dice, a diferencia con el primer Pedro que se tiró de cabeza, éste se
reserva, se hace el sordo y el desentendido ¡Y NO ACUDE! (Jn. 20), pero si lo
hiciera, se le abrirían los ojos y volvería al lado de su Señor, con las
redes llenas.
(Son estos tiempos en
los que nos hallamos y serán peores, PORQUE NO LE PONEMOS REMEDIO. La Iglesia está
desdeñando LA CONVERSIÓN, que Cristo Presente, desde mi le está
pidiendo).
Por cuya causa, a estos
tiempos sucederán los que se describen hostigados por el caballo negro
que el Apocalipsis describe. Estos serán para los que han sido “dejados”,
cuando se haya constituido el Reino. (Lc. 17, 34 – 35)
Estos que no han
superado el JUICIO DE LA FE y no tenían en la frente el signo porque
rechazaron convertirse y prefirieron seguir sin el Señor, permanecen viendo la luz del Reino sin entrar a él.
Rodeados por la negrura
(tinieblas) de los pecados y el mal que se halla, recibirán el salario de la
salvación “según sus obras”, un salario precario, como precario ha sido
su esfuerzo... Estos serán juzgados al final, en el juicio último.
La última etapa estará capitaneada
por el caballo pajizo, la muerte. Dice el profeta: “Viene el fin para
el reino pecador...”
...El Papa debiera YA
ENTENDER que he sido enviada a la manera de Pablo, con la misión de Elías, para
dar testimonio como Juan el precursor... para dejar abierto el CAMINO
que ha de ser recorrido para el Reino. Y he sido elegida por Cristo del modo
único que el Bautista declara: (Jn. 3, 29). Esto habría de gozar de su
aceptación.
Pero porque no lo hace,
pospone y frena la iniciativa santa, y deja caer y pudrirse el fermento.
Reflexione Benedicto
XVI:
¿Cómo puedo yo
explicarle estas cosas, SI NO ME FUESEN REVELADAS POR JESUCRISTO?
Entienda que:
No soy una
reformadora; no trato de realizar una Religión diferente; no se
trata ESTO de constituir nueva FE.
Es LA MISMA FE de
la Iglesia, porque es EL MISMO SEÑOR quien la convoca.
Lo que “Los Doce” y sus
discípulos han venido transmitiendo es según lo sucedido a Jesucristo en su
Primera Venida.
Lo que yo estoy
acreditando me lo dice el Espíritu de la verdad, que el mundo no puede
ver... (Jn. 16, 5 – 16) y es lo correspondiente al período último (“Lo
OMEGA”), donde se llevan a conclusión todos los designios fijados y todas las
promesas hechas, el Reino y la salvación. Todo cuanto Cristo dejó prometido,
para los tiempos escatológicos.
La Iglesia está
mezclando muchas verdades (como el ciego de Jericó confunde las imágenes que
contempla, pero no pide claridad al Señor, ni la reconoce aunque Él se la
acerca).
Cristo viene de nuevo,
viene para pacificar la tierra, para defender a los que han sido suyos, y han
querido permanecer a su lado sin desvío, ni mudanza, para juzgar nuestra fe
en Él y en su Obra. Esto que sucede ya, es un misterio precioso y
preciso, que me cabe comprender.
Es hora –pues lee estos
días la Palabra- de CREER con FE en
todos los avisos que han sido dados en
la Biblia (Profetas y Jesucristo), en todos los cuales se anuncia el
Reino.
El Reino de los
bienaventurados, de los que HAN CREÍDO en Jesucristo Presente y Vivo, a pesar
de todos cuantos hayan tratado de ocultarlo y apartarlo.
Porque se cumple AHORA
lo que también dijo (Zac. 3, 8 – 10) llega el Germen y en ello se
acredita “La Segunda Venida de Jesucristo” que recogerá el trigo en
el granero, de manera que “unos serán tomados y otros dejados”, según
hayan creído o no en Él, y en estos AVISOS.
Establecerá un reino santo, un pueblo de sacerdotes, siendo Él el
sacerdote
perfecto (Heb.
7-10), y todos desde los mayores a los menores le conocerán y no necesitarán
ser ya enseñados por nadie, pues: “Todos tendrán conocimiento del Señor” (Zac.
13)
Se cumple en ello lo que
(Mq. 5) avisa, siendo Cristo, él mismo LA PAZ, quien la establecerá de
confín a confín, de mar a mar.
Sepa el Papa, que el
Misterio se alza de nuevo sobre la humanidad. El Poder de Dios, para
que llegue a creer, lo trae Cristo consigo. Habrá señales en el cielo,
que todos verán.
Recoja esta oportunidad
que el Señor le brinda, pues TODO SE HALLA EN ÉL y en Él está el Poder y la
Fuerza. Glorificado por siempre sea. AMÉN.
( 8 – 10 – 08 )
*
Traté
de explicarle aquí, que lo que él está buscando en la Escritura, puedo
mostrárselo con EL LENGUAJE DE CRISTO.
La Biblia es fuente de
revelación, y necesitamos acudir a ella para
recibir las noticias de Dios y de Cristo. Importante es esto.
En medio de esas jornadas que
fueron convocadas sobresalía esa necesidad por acercarse a LA FUENTE y beber en
ella.
Y le acerco algunas
explicaciones que contienen lo que el Señor muestra para los tiempos que nos
ciñen y los venideros, las cuales figuran expresadas por los profetas, pero sin
la determinación que el cumplimiento concede. El cumplimiento se lo da el Señor
AHORA.
La Biblia no es un libro muerto,
es el Libro del pueblo que se encuentra con Dios, al que Dios habla por medio
de las personas que les envía, y han de ser escuchadas por este pueblo. La
Biblia contiene la historia de la Salvación, cuya culminación está en
Jesucristo.
Todo cuanto el Señor me muestra,
lo hace llevándome a la Escritura, y haciéndome llevar la Palabra, por su
Palabra.
Pero
además, la ilustra y la HACE NUEVA al concederme con su VERBO lo que ahora
hace. Me conduce por lo que estando escrito desde hace mucho tiempo, AHORA se
cumple y le da la significación que contiene.
Yo no entiendo desde mi, ni me
atrevo a ello, sino que lo que estoy refiriendo es lo que el Señor me hace
conocer.
Así pues, confluyo a esos días,
por hacerle entender a Benedicto XVI,
cosas que habría de contemplar, que se han desvelado para que la Iglesia
ya las conozca y se oriente. Porque,
¿servirán muchas jornadas estudiando la Biblia, dejando de lado la LUZ,
con que ya Cristo la ilumina?
Una vez más, entre tantas que he
descrito, el Papa permanece sin responder nada. ¡Pobre Señor y Dios nuestro,
tan desestimado!
No se cansa él de darle, de
llevarle... Me fuerza porque yo ya me resisto. Porque no soy persona de insistir, si no se me abre. En verdad esta
Iglesia, tan llena de afanes, tan
prolífica en tantos logros, tan incrustada en sí misma, DESCONOCE (aunque a su
modo lo sabe explicar), pero insisto: desconoce, el AMOR de
JESUCRISTO. Su locura...
*
CRISTO REY
(23 – 11 – 08)
Vengo ante el Señor, y me
sume en SU AMOR por completo. Se hace “uno” conmigo, en plenitud.
Bendito seas, te
adoro Señor. Te complaces en
tenerme. A Tí el poder y la Gloria por
siempre. AMÉN.
*
Escucho
noticias de la Iglesia... y una vez más las hallo llenas de elogios que se
dispensan entre sí, a ellos mismos, por su buen hacer, sus ideas magníficas,
sus “logros”...
Aquí
mencionan el Congreso “Cristianos y vida pública”, bajo el emblema: “CRISTO
LA ESPERANZA FIABLE”
...Quien,
al frente de esta iniciativa, no desconoce lo que digo, pero RECHAZA
CONOCER. Y me asombra que diga tal emblema, porque... si CRISTO ES LA ESPERANZA
FIABLE, se contradice entre lo que afirma y lo que llega a establecer:
LO NUEVO , no.
Teniendo
en cuenta que ESPERANZA es lo que “se espera”, siendo que lo último revelado
lo oculta, ¿de qué ESPERANZA habla?
De
la ESPERANZA en JESUCRISTO, según lo que Cristo manifiesta ahora, NO.
...Porque,
se le han enviado RAZONES reveladas sobre esta ESPERANZA que mantiene en
el más completo olvido. Estos son los frutos que dispensa: embelecos.
Un
comentarista de dicho Congreso alude a
que:
“
Un cristiano es un propagador; ha de dar noticias o razones de esta esperanza
que Cristo supone...”
Si
este buen hombre ignora lo que sucede –supongo que así es- NO ES CULPABLE en
este decir, que hubiere de ajustarse para ser cierto. Ignorante sí es,
porque... ¿consiente esta Iglesia idílica (que propagadores como él describen),
a los propagadores de Cristo, que no estén autorizados por los jefes?
Estos
jefes, que suscriben con sus melifluas razones todo este sentir, son FALSOS,
son hipócritas.
Pues...
¿no soy EMISARIA yo de la Palabra de Jesucristo, enviada en primera
instancia, delante de todos ellos, para abrirle camino, pero me rechazan?
Naturalmente éste que así opina LO IGNORA. Lo sé, pero participa con su buena
fe en lo que los más encumbrados MANIPULAN.
Los
informadores alejan el Congreso, para conceder noticias del hacer del Papa, que
participa y dirige esa FE sesgada y conveniente, la cual en el Nombre de
Cristo, prescinde de Él y de todo lo que ESTÁ MOSTRANDO.
Declara
éste, a modo de redescubrimiento, “lo que halla en lo que escribo, que le
resulta útil”, pero lo fija en otros... (S. Pablo, los Santos Padres...) y en
ello ANULA, sólo ANULA LO NUEVO.
Lo
que Cristo realiza enviándome, él lo disfraza, lo desfigura y lo disipa como
INEXISTENTE (hábil es...), así desvirtúa por completo SU PRESENCIA. Y a
mi me ignora por completo.
Prefiere,
alzar “lo aprovechable a sus intereses, que halla en lo que le muestro”, como si hallado en los que ya
difuntos, no van a causarle sombra, ni a servirle de revés.
Es
un “césar” en la Iglesia que reclama el
tributo para él, no para Dios.
*
Habla
el Papa de la CARIDAD. Gran virtud, mandato eximio, al que gusta entregarse, y
gastar en ello sus fuerzas... Importa a la Iglesia recoger, recoger... ¡y
administrar! (especialmente esto que rellena la bolsa constantemente con lo que
los fieles aportan...) y sitúa esta CARIDAD en “La Parábola del Juicio
Final” (Mt. 25, 31 – 46)
contemplando a “los pobres”, fuente que no le faltará nunca pues ya lo
dijo el Señor: “ A los pobres los tendréis siempre”...
Dirige
esta Palabra al prójimo, que se verá estrechado por tales cumplimientos, o bendecido en ellos... porque es el segundo
mandamiento el que conviene afirmar.
...Y
cierto es que persuade a muchos de su
magnanimidad, porque “llena estómagos”, “pone aulas” “limpia heridas y pone
vendajes”... lo cual no está mal.
Si
bien, dice Cristo de esta Iglesia, que son:
“Como quienes se obstinan en lo mermado,
pudiendo realizar lo completo; como quienes abogan por lo imperfecto,
cuando pueden adquirir la perfección.”
*
Escrito
está, pero Benedicto XVI no lo entiende:
“Yo
soy el alfa y la omega, dice el Señor, el que es, el que era y el que viene,
el todopoderoso” (Apc. 1, 8)
Y
añade con el mismo lenguaje, de los que son elegidos:
“
Ellos ya no tendrán más hambre ni sed; no sentirán más el fuego ardiente del
sol, porque el ángel que está en medio del trono será su pastor y los
conducirá a las fuentes de las aguas de la vida; y Dios enjugará todas las
lágrimas de sus ojos.” (Apc. 7,
16 – 17)
Porque
en ellos se cumple lo que también afirma:
“Luego oí como una
voz de potentes truenos que decía:
¡Aleluya!
El Señor,
nuestro Dios, todopoderoso,
ha establecido
su reino.
Gocémonos y
alegrémonos,
Y démosle gloria;
Porque han llegado
Las bodas del
cordero,
Su esposa está
preparada,
Y a él le ha
concedido vestirse
De lino fino y
brillante.
(El
lino fino son las obras de justicia de los santos). Y el ángel me dijo: “
Dichosos los invitados al banquete de bodas del cordero”. Y añadió: “Estas
palabras de Dios dicen la verdad. (Apc. 19, 6 – 9)
Este
llamamiento que Cristo realiza se hace en base a la FE y al COMPROMISO que esta FE establece, entre los que se llaman creyentes,
los cuales siendo invitados a las Bodas, no han de rechazar esta
invitación, sino proceder en justicia de modo que su Señor se halle revestido
de Gloria (Con lino fino y brillante...).
S.
Pablo dice también:
“Pero
Cristo ha resucitado de entre los muertos como primicia de los que mueren.
Porque como por un hombre vino la muerte, así por un hombre, la resurrección de
los muertos. Y como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en
Cristo.
Pero
cada uno por su turno: el primero, Cristo; luego, cuando Cristo vuelva,
los que son de Cristo. Entonces vendrá el fin, cuando él destruya todo señorío,
todo poder y toda fuerza y entregue el reino a Dios Padre. Pues es necesario
que él reine hasta poner a todos sus enemigos bajo sus pies. El último
enemigo en ser destruido será la muerte;
porque todo lo puso bajo sus pies...”
(1Cor. 15, 20 – 27)
El
Papa tendría que considerar esta Palabra, que ya le ciñe, para hallarse bien
situado ante “El Juicio”.
Porque
vendrá el Pastor –dice Ezequiel- y él mismo irá a buscar “sus ovejas”. Las
rescatará...
Se
escuda el Papa en la “Parábola del Juicio Final”, para desde el
cumplimiento de la caridad al prójimo, eludir el cumplimiento de la caridad a Cristo... Pero le digo yo que
TODO cuanto intenta, SIN ADMITIR LA VERDAD,
es en vano, y no hallará resquicio alguno que le albergue, porque
se exime de su primera obligación: “El mandamiento primero”
Dice
esta Parábola:
“
Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid bendito de mi Padre, tomad
posesión del reino preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque
tuve hambre y me distéis de comer; tuve sed y me distéis de
beber, fui emigrante y me acogisteis, estuve desnudo y me
vestisteis; enfermo y me visitasteis; preso y fuisteis a estar
conmigo
Entonces...”
Cristo
es EL GRAN INDIGENTE. Desde su propia voz, le oímos decir:
“A
los pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mi no me tendréis
siempre.” (Jn. 12, 8)
NO
LE TENDREMOS SIEMPRE, es verdad, algunos lo perderán... Porque está escrito:
“Conviene
hacer las obras del que me envió mientras es de día. Cuando viene la noche
nadie puede trabajar.”
Cristo
es el ser VERDADERAMENTE POBRE EN LA ACTUALIDAD, el pobre al que conviene
aplicar la CARIDAD CIERTA, y el auténticamente desasistido.
Explíquele
el Papa Benedicto XVI, que tan bien elude lo que le compromete con locuaz discurso ausente de
sentido, y hace maravillas de razonamiento e intelectualidad que dispersan el conocimiento
de lo que HOY le está siendo concedido y ES VERAZ. Porque:
1.
CRISTO tiene hambre. (Trece años llama al Vaticano, y pide que le
concedan “PAN”, alimento o nutriente, pero esta DESPENSA que tanto proclama a
los pobres no le da de comer a ESTE HAMBRIENTO.
A
ESTE, Benedicto XVI lo despide sin nada.)
2. CRISTO tiene sed. (Trece años, llama
sedente al Papa, golpea las puertas del Vaticano sin hallar compasión alguna.
NADIE filtra una sola gota de AGUA para Él. No derraman sobre sus manos, sobre
su cabeza, ni acercan a su boca reseca, lo que es puro, lo que limpia y calma
su ardor. Benedicto XVI NIEGA el agua a este sediento, vez tras vez.)
3. CRISTO es emigrante. (Viene desde el
Cielo, trece años en este período OMEGA. Y ya fue EMIGRANTE desde sus inicios,
periodo ALFA. Pero no quieren recibirle. NINGUNO le brinda recepción. En
vano se esfuerza, y obra signos, realiza prodigios, para que le reconozcan los
que se llaman “pueblo suyo”.
Benedicto
XVI mantiene cerradas las puertas y aún las rendijas a su incursión. El
ello LE NIEGA todo el impulso a culminar la REDENCIÓN y EL REINO, porque rehúsa acoger LO NUEVO que Él le manifiesta.)
4. Estuve desnudo. (CRISTO está sin
ornamentos, sin vestidos que ponerse. Le faltan los ropajes de fe, de amor, de
disposición a Él, a su VOLUNTAD, que entrañen verdadera obediencia. En
ello la Iglesia, falta a lo que debe según lo escrito (Apc. 19, 6 – 9).
Esta
Iglesia de Benedicto XVI mantiene a nuestro Señor DESNUDO a ultranza. A
sabiendas de todo lo que se le ha hecho
llegar desde su VOZ.)
5. Enfermo. (CRISTO está enfermo,
desasistido. Padece frío, sufrimiento, dolor... Está enfermo de soledad y de
amor, pero no halla el consuelo apetecido. Trece años ya y Benedicto XVI lo
mantiene a sus puertas insensible, lo deja yacer al pie de la inexpugnable
fortaleza construida, sin concederle el bálsamo de su fe, de su atención y
cuidados. Esta mansión se alza como cúspide de ambiciones, pero carece de AMOR,
por más que en todo momento se ponga a pregonarlo.
Cristo
yace en el FRÍO... y Benedicto XVI no siente su dolor y no es sensible a su
estremecimiento. Por eso incumple gravemente esta bienaventuranza.
6. CRISTO está preso. (Lo mantiene así el
Papa, desde hace ya trece años. Lo oculta, lo silencia, le impide emerger y
desenvolverse en libertad. NO CONSIENTE que otros creyentes lo visiten y
desnaturaliza LA REVELACIÓN que recibe, que da Noticias de SU PRESENCIA.
Con ostensible afán Benedicto XVI desvía las miradas del punto en donde Cristo
HOY se encuentra. Preso está. Encerrado su esplendor. Sepultado por la
tierra.
Por
todos estos incumplimientos, CRISTO lo juzgará y le pedirá cuentas.
Pregunto
al Señor sobre esta información, le requiero indecisa. Pero responde Él con su
VOZ:
“Se
lo escribes, sí; se lo escribes. Yo quiero que le llegue esta conminación.”
Porfío
explicándole todavía:
“Esto los convierte
en enemigos, ya, Señor.”
Responde
el Señor:
“ Charo, ¿qué
amistad quieres tú de los que me odian? Pero dile a todos estos enemigos, que
todo cuanto está escrito se cumplirá.”
He
oído y he escrito. AMÉN.
*
“SON
COMO QUIENES SE OBSTINAN EN LO MERMADO, PUDIENDO REALIZAR LO COMPLETO; COMO QUIENES ABOGAN
POR LO IMPERFECTO, CUANDO PUEDEN ADQUIRIR LA PERFECCIÓN.”
La
Iglesia se vuelca a los pobres del mundo, según los afanes del mundo, les
concede comida, vestidos, casas, hospitales, cuidados para este vivir... pero
no interfiere en los errores que cometen estos pueblos, ni en las injusticias
de los poderosos que los tiranizan; no pone ante ellos a Jesucristo, para hacer
evidentes sus malas obras y cómo han de modificar el vivir que sostienen, para
ellos y estos pueblos. A los pobres que albergan estas organizaciones, no los
evangelizan, porque eso es “destrozarles su cultura”, y si hay que apartar la
Verdad, se aparta; si en ello CRISTO ha de quedar marginado, se le margina.
*
La situación de la Iglesia,
tiene muchas vertientes, pero un solo seguimiento: A CRISTO.
Muchos caminos, pero UNA SOLA ORIENTACIÓN. Muchas
virtudes, pero una esencial: LA CARIDAD. Una caridad, que no puede ponerse en
el hombre, si no contiene a Cristo, para que encienda la llama del verdadero
Amor.
La Iglesia del S. XX, y lo que va del XXI, practica
caridades, pero no tiene CARIDAD. No sé si lo estoy expresando. Dedica sus
empeños a procurar recursos a los indigentes, y a muchos, es verdad, les
asegura la subsistencia. Pero nada más...
Se ha vuelto administrativa, gestora; dispensa
mediante organizaciones eficaces, lo que recoge o parte, para aliviar el
sufrimiento humano, en su parte material. En ello favorece el cumplimiento
segundo: “Amor al prójimo”. Ya está.
En estas ocupaciones, se siente realizada;
satisfecha. Exhibe las cifras de sus buenas obras y la cuantificación de su
misericordia, y se arrellana en su sillón jerárquico, convencida de haber hallado
el camino, la gestión esencial de su razón de ser... Se equivoca.
Esto, porque como bien ha dicho el Señor en la carta,
Palabra del Señor:
Cierto, porque lo perfecto, es el otro camino que no
recorre, ni ayuda a recorrer a sus hermanos, a su pueblo y a esos pueblos
alejados, a los que socorre en su materialidad.
Lo perfecto, está en el cumplimiento primero:
“Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con
toda tu mente, con toda tu alma, con todas tus fuerzas. Sólo a él a adorarás.
No tendrás otros dioses delante de mi...”
Si cumpliera este primer mandato, podría realizar de
un modo mayor y perfecto, el segundo. Porque... “no sólo de pan vive el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
La Palabra que sale de la boca de Dios, la trae
Cristo. Él la pronuncia constante. Habríamos de recibirla y obedecerla de
inmediato, y de inmediato acogerle a Él y AMARLE. Porque por ella viene a
nosotros la LUZ que nos concede LA SALVACIÓN.
...Y por Cristo, el rostro de Dios resplandece ante
nosotros, dibuja con sus gestos y disposiciones la total misericordia que Dios
tiene, la que hemos de aprender a derramar.
Si no amamos a Cristo como corresponde, podemos decir
bellas palabras, como campanas resonantes; hacer obras maravillosas, que
parezcan montañas, pero si no tenemos amor a Jesús, nos falta la CARIDAD
perfecta; la esencial. Y todo cuanto hagamos, en el decir de S. Pablo, “nada
vale”
¡Esto lo llaman “caridad”!
Sé que estoy hablando de la parte más difícil, para
algunos supone una especie de “ataque” al otro, que socava “su legitimidad” o
conculca “su respeto”. Bajo esos dos conceptos que parecen convenientes, se
incumple el sentido del Amor y de la verdad. Porque un gobernante ha accedido
al poder, ¿sus decisiones han de considerarse legítimas? Porque un pueblo en su cultura y tradición
comete violación sistemática de derechos primarios, ¿ha de ser respetado?
Si ello es así, y ASÍ ES COMO SE ESTÁ ACEPTANDO (por
lo cual estamos asistiendo a la descomposición social, y a la ruina, a la
infravaloración del ser humano en su dignidad, en su legitimidad, él sí, y en
su respeto), no nos causa extrañeza que se cumpla cada vez en mayor proporción
lo que el profeta lamenta: “¿Por qué triunfan los malvados?” (Hab. 1)
Es evidente, que ESTO SUCEDE, y en peor modo, el
silencio de Dios, que los hombres que lo apartan, o lo mantienen soterrado
imponen.
Cristo “no tenía respetos humanos”. Empezaba
por Él mismo, se quitaba del cuello aquella cadena, que podía esclavizarlo y
someterlo al arbitrio de los demás. Cumplía los
preceptos como buen judío,
sí, pero proclamaba LO NUEVO, lo que era fermento para que todo lo injusto
cayera. Desobedecía a ultranza, los cumplimientos injustos, cuando
afectaban en su aplicación, la aplicación necesaria del sentido del Bien, y
de lo que es justo ante Dios. En ello contravenía la ley.
Hoy, los cristianos, la
Iglesia desde los altos a los bajos, no contravienen nada. Se acoplan a la
política, se dejan manejar por sus dictados; no quieren resultar piedras de
choque con nada, ni con nadie, sea próximo o lejano. Así, confluyen al decir de
S. Pablo:
“Todo me está permitido, pero
no todo me es conveniente.”
Ese respeto a todos, no puede
ser conveniente siempre. Y esa legitimidad que “adoramos”, sin querer espantar,
ni modificar, ni desobedecer, no sólo no es conveniente, sino que desde este
grado de sumisión la convertimos en una tenaza sobre nuestras vidas y nuestras
conciencias; la forjamos tan recia que termina por reducirnos a todos, y nos
viste de esclavitud.
La CARIDAD cristiana, si
quiere verterse al hombre, ha de ser en conjunción a Cristo y su hacer, para
SERVIRLE DE RESCATE. Y no hay rescate, sin exponer... Creo que este es el punto
que nos desarma: queremos obrar lo bueno, sin exponernos ni correr riesgo. Así
lo único que se hace es “pactar con lo malo”.
Cristo se despoja él de todo
reparo y servidumbre con que el mundo, las costumbres, sus leyes o tradiciones,
traten de encadenarle. Sabe cual será su final: sacrificio. Lo sabe y no
lo rehúsa.
¿Y la Iglesia? No puede ser
complaciente; condescender no debe... Si lleva LA LUZ DE DIOS, no ha de consentir apagarla,
para dar favorecimiento a contrarios. No se engañe, considerando que por
alimentar sus cuerpos y sus necesidades materiales, quienes odian a Cristo, van
a aceptarla. Y no se acepte ella misma así. Porque NO PUEDE SERVIR A DOS AMOS.
Está bien atender a todos,
practicar esta justicia, proceder con misericordia, hacer salir el sol sobre
buenos y malos; justos e injustos... pero sin obviar a Cristo. Él, sus
sentimientos, su doctrina, su justicia, su verdad, ante todos, porque el
es el verdadero nutriente, EL ÚNICO PAN que la Iglesia debe y puede,
administrar.
Hablar de Cristo, persuadir
de la fe en él, no es coacción hacia el otro, no es algo que atente contra el
respeto, porque lo que se le garantiza es la posibilidad de SALVARSE. La
Iglesia ha de ser garante de esta SALVACIÓN que Cristo le dejó encargada. Este
es el alimento que como primicia habría de dar.
La
Iglesia infiel, está formada por “los profetas falsos” emisarios de la Palabra, proclamadores angostos que
sesgan la VERDAD, la manipulan, la cambian transformándola
RESURRECCIÓN DE CRISTO
Debido
a la incredulidad de algunos el Papa ha dicho que “la resurrección de Cristo es
un hecho real, verdadero, histórico...”
Lo es. ¡¡LO ES!!
Cristo resucitó y SIGUE VIVO.
*
La
primera afirmación: “Cristo resucitó”, la entiende el Papa, que trata de
enseñar a todos a aprenderla.
La
segunda: “CRISTO SIGUE VIVO”, tendría que aprenderla él, que se empeña en no
reconocerla en mí que se la muestro ya hace muchos años...
*
Defiende él este ACONTECIMIENTO. Pero lo hace sin la
presencia de Cristo resucitado AHORA. No ve manifestada su Persona, su
Ser Divino y su Gloria, en mí.
Insiste
en hacer todo cuanto considera, sin contar con Cristo, ni conmigo. ¿Para qué?
El
día a día que conmigo, Cristo mantiene (ya para catorce años, sin faltar un
momento), en el que actúa, me habla, me guía, me ama,
me hace ver su Presencia, y todos los signos de su Espíritu,
que son expresión viva de su VIDA REAL Y VERDADERA, que yo narro
y que el Papa conoce (por los múltiples libros y escritos enviados al
respecto), NO SON RAZONES para él...
¿Para quién lo serán?
¿Serán
los insípidos, los ateos los que alcen a Cristo RESUCITADO Y VIVO y lo
defiendan?
*
El
Papa parece defender pero sólo sabe apagar.
Combate tenaz contra todo impulso del Resucitado. Lidia contra Él, en
modo huraño y terco.
Llegado
a este punto se convierte en incrédulo también.
¿Por qué
discute queriendo tener razón, con los que piensan que Cristo “no
resucitó”, si él actúa mirando
para otro lado, como si Quién resucitó NO ESTUVIERA?
*
Ya
tiene un año más... pronto se agotarán sus posibilidades ¿Y de qué le habrá
valido mantener esta postura de obstrucción? ¿Irá ello en beneficio propio?
No
lo creo. S. Pablo dice que “Lo que nos salva es la
fe, no las obras”
Da la
impresión de que el Papa quiere ir a Cristo con las maletas llenas de “cosas hechas” (Obras, que dice el apóstol):
peregrinaciones, visitas multitudinarias, proyectos con jóvenes, celebraciones
abundantes, conferencias, libros...
...Pero
cuando llegue, Cristo le va a preguntar por su fe.
¿La
tuvo en algún momento? ¿Entregada a Cristo?
¿O acaso la tuvo entregada a otros impulsos, a otros hombres...?
Entregada
a Cristo, no, pues en tal caso le hubiese sabido conocer, y si como
afirma: “resucitó” AHORA que ha
venido expresamente a llamar a su puerta recia y vaticana, ¿se la habría
mantenido CERRADA tanto tiempo?
*
A
su edad no se puede andar jugando con cosas tan serias. Debiera reconsiderar
(aún tiene tiempo...) contra QUIÉN está combatiendo.
A quien está derribando no es a Cristo: NO PUEDE, por mucho
que lo intente. Pero yo sí le diré en donde para este dislate, que parece
combate soterrado, o guerra incruenta:
El
Papa, combate contra Cristo RESUCITADO, Vivo, Patente, Fiable, Veraz
y Justo, del que YO DOY FE y SOY TESTIGO.
...Y
al hacerlo, a sí mismo se daña, porque no restituirán “sus obras” (sean
muchas), lo que hizo sucumbir “su fe”
Pues,
por causa de ESTA FE que no tiene (¡y no quiere tener!), él se pierde y
no solo.
Tras
él va una Iglesia (Institución de Cristo, no suya), que está trazada para LA
SALVACIÓN, no para la pérdida.
Una Iglesia
que Cristo mismo dividirá por sus obras y conducta, por su fe en lo
que ahora está revelando, entresacando a la que es FIEL de la que no
lo es.
en lo que “es conveniente a
ellos”, pero “extraño a Cristo” y “ausente del Espíritu Santo”.
*
Ahora,
con sus modos confusos, ¿en qué Iglesia se sitúa el Papa? ¿En la veraz o en la
falsa?
Porque
dice el Señor que sus ángeles recogerán “a los que lleven marcado su signo en la frente”
¿Tiene el Papa,
marcada la suya, con el signo de estos “acontecimientos últimos”?
Creo que NO.
Él
se quedó allí, hace dos mil nueve años, en el “Cenáculo ALFA”, asombrado junto
a “los once”, reconociendo que Cristo resucitó, pero no admite
que estamos en los tiempos últimos, y se aparece el Señor, en el
“Cenáculo OMEGA”, porque está vivo, respira, se mueve, y sigue concediendo
su Aliento a la Obra inconclusa todavía de la Redención.
Creo que estas cosas al Papa no
le entran.
*
Queda
otra pérdida que su actitud provoca: Está en ello el frenazo de los
designios que Cristo quiere cumplidos pero su indecisión (la del
Papa), DETIENE.
¡Terrible
STOP, a lo que Cristo anhela, LA RENOVACIÓN DE SU TEMPLO, tal que conceda LA
CONVERSIÓN!
En este
punto, él y todos cuantos apoyan este desvío se convierten en “infieles”, o en “impropios o extraños”.
*
Desde
esta cerrazón sobreviene la pérdida del pueblo. Porque, la gente que ama a
Jesús, le sigue y le espera todavía... está siendo manipulada, engañada.
Mantenida a oscuras, cuando la LUZ se halla y se MUESTRA.
¿Cree
el Papa que ESTE PASO DEL SEÑOR (Pascua), puede ser detenido por él?
¿Por la Iglesia? ¡Absurdo pensamiento, si lo es!
...Porque
Cristo NO CONSENTIRÁ que disipen su LUZ los agentes de las tinieblas, y me dice con su Voz, al respecto:
“Charo confía; el fuego no puede ser
enterrado, ni permanecer oculto; si lo apagan en un sitio, prende en otro
lugar.”
Por lo cual: ¿piensa el Papa,
que todos sus esfuerzos por enterrar el fuego, tendrán éxito? ¿Quedarán silenciados...?
Yo
le digo que NO. Que retroceda, que aún puede regresar como “el hijo pródigo”, que fue perdonado, a pesar de dilapidar todos los bienes
del Padre...
...Porque el mundo entero
conocerá estas ocultaciones.
¿Y
qué podrá explicarle él? ¿Qué dirá al
mundo, cuando ante su actitud se detenga? ¿Cómo explicará a ESTE PUEBLO,
que en él ha puesto su fe, que siendo REPRESENTANTE de su SEÑOR, le ha negado la
entrada a su Templo y lo ha tratado como si fuera un enemigo?
Sepa
que Cristo trabaja, junto al Padre, en hacer que LA VERDAD prevalezca.
¿Y qué hará entonces, J.
Ratzinger, nombrado Papa (Benedicto XVI), cuando el Señor la haga aflorar?
¿Podrá tapar él lo que Cristo DESTAPA?
¿Podrán
sus cuantiosas “obras humanas”, lavar la Magna ofensa perpetrada contra Cristo
RESUCITADO?
¿Le
disculpará el pueblo por haberlo mantenido en LA CEGUERA?
Los
falsos sí... Los mercaderes del templo se lo agradecerán; esos... todos los que
cuando Cristo llegue, irán a parar fuera.
*
¿Por qué
tiene tan poca FE el Papa? ¿O, es que le falta valor? Deje pasar la LUZ; diga LA VERDAD que sucede,
afronte ya ESTA PRESENCIA DE CRISTO MANIFIESTA, que el mundo desconoce, y verá pasar ante sí todos los
repuntes y destellos que Cristo resucitado (LUZ DE LA VIDA), lleva por
doquier... Él mismo con su Mano
dispondrá su expansión, la contemplación del MILAGRO.
¿Por qué se asusta tanto?
¿No
cree, ni quiere contemplar que Cristo realiza una CREACIÓN NUEVA?
(18 – 4 – 09)
*
La obstinada actitud del Papa, me fuerza a reconvenir su postura. Porque
yo no me he negado a darle toda clase de explicaciones, de avisos, de razones
que Cristo me muestra desde los principios. Desde los primeros momentos el
Señor me envía a “los suyos”, a su Templo; me pide que le dirija estas
comunicaciones al Papa... Y como Pablo explica ante el rey y Festo, digo:
“Yo no fui desobediente, oh
rey Agripa, a la visión celeste...”
No soy yo quien está incumpliendo la voluntad del Señor, pues también
Pedro y Juan, instados por el Tribunal supremo a guardar silencio sobre el
resucitado, alegan:
“¿Os parece justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros, antes que a
él? Nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.”
Así yo, aunque el jefe de mi Iglesia, no lo considere, o le parezca un
despropósito, no puede dejar de obedecer las instancias del Señor; ni
sustraerme a su Voluntad, para dar opción a que prevalezcan otras voluntades,
que no contemplan a Cristo, o no lo hallan ante si.
Aquí
juega un papel muy importante la FE, si es verdadera, y la humildad. Porque el
que cree no se espanta de lo sobrenatural; no se aparta de ello, sino que lo
busca y lo indaga
para procurar también el acercamiento.
La persona de Fe, sabe que Dios ha hablado a los hombres de todas las
épocas, enviándole mensajeros, con su voz; y estos eran escuchados por las
gentes de buena voluntad, por más que también encontraban la oposición, entre
los que eran escépticos y rebeldes. Dios
sigue siendo el mismo; y Cristo realiza lo que ve al Padre realizar: también
envía delante a quien puede anunciarlo. En el primer momento (ALFA), el Padre
envió a Juan Bautista; ahora (tiempo
OMEGA), Cristo me envía a anunciar “ LO NUEVO” que realiza, y son designios, a
su Iglesia.
Entiendo que el pleno S. XXI, entender que Cristo se manifieste así, choca
con el pragmatismo y el cientifismo que nos engloba, como si entrañase
retroceder a otros momentos ya superados o no posibles. Mas, si la razón de los
hombres los torna “no posibles” no es porque no sucedan, sino POR FALTA DE FE.
Y en el caso de que las personas que lo oyen, lo entiendan, pero se
resistan a ello, habría de considerar que lo que falta es “humildad”, para
aceptar con sumisión la VOLUNTAD de Quien está y debe, por encima de toda
voluntad.
*
CARTA
DIRIGIDA AL SANTO PADRE POR MOTIVO DE SU TERCERA ENCÍCLICA
****************************
Quiero expresar ante todo a Benedicto XVI, que celebro
junto a él estas palabras dichas con
amor y mesura, y me congratulo en recibirlas.
Son las suyas, razones humanas que tratan de aproximarse
al hombre, a “todo hombre”, en las que sobresale su peculiar claridad mental
para exponer situaciones complejas, y profundidad de pensamiento que se adentra
en los laberintos íntimos del ser metafísico.
Pone en su discurso una capacidad de análisis, que le concede
perspectiva global, social, individual, desde cualquiera de los estadios en los
que el ser humano se desenvuelve, desde la que avanza en modo gradual sin
menoscabo de diluirse en lo grande o en lo pequeño, y a todo llega. Es decir:
pone en contacto al TODO humano con TODOS.
Sus pilares están situados en Dios y en Cristo, en las
metas a las que nos orientamos y hemos de conseguir, y brillan a lo largo de
ella, como gemas de caro valor, las virtudes esenciales: AMOR y VERDAD,
justicia, fe, misericordia y esperanza.
Es sobre todo un ACTA de buenos propósitos, con consejos
amorosos, de “pedagogo” que deseara arraigar su discurso en el discente.
Carta para el análisis de una situación concreta,
la ACTUAL en el individuo y en la sociedad de toda la
tierra. Una especie de viaje observador, que realiza constatación de cuanto
observa.
*
1. Entiendo su
aparición y su NECESIDAD, y me alegro en ello porque se hace urgente dotar la humanidad de referencias justas, y
recordarle o tratar de fijar en ella, aquellos esquemas que le devuelvan la
ilusión y la confieran a la armonía, que tan rápidamente se descompone y
olvida.
2. Impresiona entender al Papa, inmerso en el
magma social y personal de cada ser, del individuo solo y desorientado, que
emerge incomprendido, en medio de vastas razones prepotentes que ni miran ni
piensan en él, pero lo utilizan como recurso de sus esquemas materiales.
Contempla él las cuantiosas lacras que el mundo sufre y
la necesidad de renovación que aflora, llegando incluso a la urgencia en
algunas situaciones, y a tal respecto me parece muy interesante su propuesta,
la que hace en el pto. 67 del capítulo 5º, en demanda de un Organismo Superior,
con incidencia reconocida y aceptada por TODOS en el plano internacional,
tendente a dar favorecimiento a las
situaciones que plantean graves desequilibrios en tantos países del planeta.
3. La encíclica:
“Caridad en la Verdad” es un grito que se esfuerza en ser escuchado,
en medio de lo sensible, allí donde lo insensible es la tónica, y corre por
ello el riesgo de pasar por los oídos y las mentes, como un bello cántico, sin
más...
Dice el Papa:
“ La Iglesia tiene una responsabilidad respecto
a la creación y la debe hacer valer en público (...) debe proteger sobre todo
al hombre contra la destrucción de sí mismo.”
Trata esta encíclica de
ser integradora y paternalista, y esboza en mayor modo el ideal que el
desastre. Pero este se halla, así como las causas por las que sobreviene el
desequilibrio, sin que convenga pasar sesgadamente por ello, por más que el
Papa se esfuerza en hacer mención de los males que nos asolan, en cada capítulo
y epígrafe del mismo.
Pero insisto, se detiene en abundar en lo que es y debe
ser necesariamente “bueno”, en desproporción patente de las causas que constriñen
la vida humana hoy, por el desarrollo que alcanza lo que es “malo”; lo que obra
según el Mal, y nos incide por causa de los pecados de los
hombres.
Cada ser que engendra actos
prohibidos, procura el desequilibrio individual, social y global.
En peor modo si se ejerce con asociación o con sistema.
Aquí unen sus empeños quienes prescinden de Dios y “utilizan lo bueno” (no lo
ejercen) para mejor orientar sus acciones sin hallar impedimento.
Aquí hay una perversión misma, que procura con
apariencias de “cosa razonable”
modificar cada vez más la vida, conduciéndola sin restricción (desde lo
que legislan para ello) hacia lo irracional. Lo cual incide sobre el
hombre en todos sus planos: individual, social y global.
El Papa informa y enseña para
los que quieran aprender. Si bien, los que descienden por estos ámbitos
oscuros, reconocen cuanto el Papa reseña y observan en ello UNA SABIDURÍA de la
que se apartan porque no les conviene. (Obran en ello a la inversa de lo
que S. Pablo describe: “Todo me está permitido, pero no todo me es
conveniente” ).
No sólo saben deslindar “lo
bueno” de “lo malo” y son conscientes del sentido de la Verdad que
desdeñan, cuanto a menudo la letra de
sus leyes, normas, estatutos y propuestas que miran hacia lo social, está llena
de bellas palabras, sabios ejemplos, promesas límpidas y propósitos
encomiables, que inducen a los hombres a confiar en ellos; promesas que
ellos saben que no van a desarrollar, ni a cumplir, porque tan sólo se hicieron
para seducir.
Este veneno empapa a toda la sociedad, a todos los
estamentos y países... Incide hoy sobre el mundo como estrategia, que muchos
disculpan, como arte para persuadir, o para lograr... Pero es hipocresía simple,
la que Jesucristo tantas veces reprendía en todos, especialmente en los
poderosos.
4. Desde este mal
observable que avanza sin reducirse, y afecta a toda conciencia, en más o en
menos, y lo padecemos TODOS, pues de ahí brotan los daños cuantiosos que el
Papa denuncia en su encíclica, y el relativismo atroz, que todo lo troca y
desdice, habría de plantear la Iglesia una estrategia cuando menos indiscutible.
Un estilo de convicción profunda o FE, que enfrente lo verdadero a lo
falaz en modo ostensible.
Un “hacer” que se
constituya “rompimiento de esquemas”, porque ya no basta con “señalar lo que
está mal hecho, o es malo”; aconsejar es para los que solicitan consejo. La
Iglesia precisa fortalecerse y derribar ella “las mesas de los cambistas
modernos”; ha de sobrepasar “el sabat” que muchos –incrédulos- imponen, para dar rienda
a sus injusticias y a sus ambiciones.
Los cristianos cambiaron una sociedad estable,
rica, militar y pagana, como la de Roma, que anclada a “sus maneras placenteras
y confortables”, no quiso hacer innovaciones. Los cristianos primeros iban imbuidos
de LO NUEVO, de aquello que esencialmente los transformaba. Discurrían llenos
de ardor en sus corazones; se movían a impulsos de una fe y de una certeza
(Verdad) que nadie era capaz de arrebatarles o desmentirles, en sus manos
vacías y pobres, asentaba un afán irrefrenable, por mover aquellos pilares
ostentosos y desafiantes, que carecían de Dios. ¡Y los derribaron!
La palabra es sólo palabra SI NO ALCANZA CUMPLIMIENTO. Y
deja de ser palabra, pues pasa a ejecutarse cuando va asida a lo
Esencial.
La propuesta del Papa,
que él invoca desde “La caridad en la Verdad”, para hacer
cambiar los desajustes del
mundo actual, habría de contener “una segunda proposición” capaz de impulsar nuestra
FE hoy, hasta hacer emerger de NUEVO a Jesucristo, en tal modo que
todos contemplen su REALIDAD cuanto SU PRESENCIA.
El Papa habla de lo que es común a todos los hombres en
la vida y de todas las condiciones insertas en ella, que a veces nos traban y
del todo nos penetran. Hace él inflexión en la necesidad de Dios, en la
imposibilidad misma de prescindirlo, así como en la fuerza que Jesucristo
concede a los que le invocan y creen...
... Aquí conviene una mayor
inflexión, porque lo que nos es común a todos, ¡y debe serlo! – CRISTO-
por ser como somos nos separa y divide.
Mas... si CRISTO es la premisa que sesga o supone
desvinculación, hasta tornarnos divergentes, habrá que entender y así
manifestarlo, que la tal disfunción la ejercen, no los que están con Cristo y
le siguen, sino aquellos que son sus enemigos, y rechazan todo cuanto
proviene de Él.
La Iglesia ha de alzar al Señor y situarlo en el centro,
como Centro Esencial y Único, pues lo es. Cristo es el Centro único de donde
brota el Bien.
Ha de orientarse Ella a Él, porque los incrédulos
van a proseguir sin cambiar. El mundo pagano, que se entrega a los ídolos del
poder, del dinero y del bienestar, no se sentirá conmovido por las palabras
pontificias. Así, como el apóstol Pedro, su antecesor primero se dirigía al
Tribunal Supremo, comunique el Papa con fuerza que:
“Es preciso obedecer a Dios, no a los hombres.”
El Papa pronuncia razones fundamentales y hace
llamamiento a mantenerse en Dios, escuchar a Jesucristo... Así se desprende del
capítulo 6, pto. 76, convocatoria que los incrédulos no van a escuchar. Nunca
lo hacen.
El impacto está, no en convencerlos, sino en defender
lo que tratan de desmontar. Hay que forzar la situación, como Cristo
forzaba las curaciones en sábado, aún
sabiendas de que producían escándalo por ser “algo prohibido”... hay
que llevarlos al asombro. La Verdad y el Amor de Jesús hay que afianzarlo y
proclamarlo tal y cómo Él lo muestra, sin empequeñecerse, sin avergonzarse o
inhibirse porque están los paganos.
Es necesario a la Iglesia poner a Cristo al frente en
todo y ante todos, para que sea Él la Piedra de Tropiezo, el
escollo, Quien determina el choque y atrae la ruptura, porque en Él vienen a
estrellarse todos sus argumentos.
Esta manera ha de
aprenderla la Iglesia, si lo quiere establecer.
5. Mirando desde
la encíclica “su destinatario” (el hombre y la mujer de este siglo), el núcleo
simplista que parece emerger está en quien ostenta poder o cualquiera clase de
influencia poderosa y en quienes son dependientes. En ello se abarca al “sólo
hombre”, que se diversifica según las distintas obligaciones que ejerce. Y
puede mostrarse como mandatario, empresario, economista, científico o
trabajador... pero confluye desde todas ellas en ser un “ente limitado y
pobre”, cuyos recursos son insuficientes siempre.
Ni los que al poder se
encaraman pueden lograr aquello que se habían propuesto, o tener la influencia
necesaria para... de ahí su afán por aglutinarse para concederse a lo global.
Lo que no es sino un modo de reconocer la limitación que el ser humano
lleva, y que precisa de “los otros” para así poder garantizar algo, tanto para
el actuante con poder, como para el
liderado, viendo reducida
su culpabilidad.
Pero no nos engañemos, la
misma fuerza de esa estructura global que en momentos concretos puede ayudarnos
y es capaz de “abrir” de “disponer”... se convierte en “red”, en malla que no
puede sobrepasar el mandatario, ni el gobernado. Esto lo explica el Papa bien,
al constatar que la propia obra invención del hombre, puede hallarse
aprisionándolo. De hecho, así es.
Pondría yo un ejemplo que lo puede significar, el de “los
cangrejos en la olla”: Todos están encerrados dentro y ninguno se escapa por
más que la olla permanezca destapada, porque cuando alguno logra encaramarse y
subir hasta el borde en aras de su liberación, siempre hay otro cangrejo que lo
agarra con su pinza y lo retiene asido, sin permitírselo. Esto sucede hasta que
el encumbrado pierde la fuerza y cae desplomándose sobre los demás.
¿Y qué decir del resto de los hombres? ¿Los sometidos al
poder, o a su influencia, los gobernados?
La mayoría (con escasas excepciones, aunque también las hay, pero que
cada vez menos se significan), viven disgregados y dispersos, sometidos al
vaivén del viento que más fuerte sopla, como partículas de arena. Raramente
nutren su intelecto, pues les aburre pensar y así son manejados por todos,
especialmente por los medios y desde ellos, por el poder. Y aunque lo saben,
esto no les estorba si viven su “cada día” asidos a lo confortable, sea
injusto, o pueda considerarse indigno, ya que cada vez disciernen menos en lo
tocante a “la moral”. Muchos, conscientes de su impotencia, optan por huir de
su lugar hacia otros horizontes, mas ello no es sino “otra búsqueda de lo
fácil” (así debe parecerles, cuando prefieren arriesgar su vida fuera, y no
dentro de sus propios lugares, tratando de mejorar las condiciones que no
pueden soportar). Los más son pasivos y viven anónimos, cómplices del sistema
que les cabe hallar, pero también es inmoral este estilo, no por las acciones
de estos, sino por las que con su silencio y aceptación, consienten.
En la gestión que el “hombre” realiza sobre el mundo hoy,
sea como sujeto activo, o como pasivo, asoma lo que anunció el profeta Daniel,
sobre la estatua que contempló el rey Nabucodonosor en su sueño.
Estamos en los pies de esa estatua, esto es en la parte
inferior de la historia, llegando a su término... Y como en aquella estatua,
nos componemos sobre dos materiales, ninguno de ellos precioso. Son unos
“hierro” y otros “arcilla”. Las partes férreas, de estos pies postreros, están
configuradas al poder humano, en cualquiera de sus vertientes. Las partes
frágiles, de “arcilla” somos los pueblos, los diversos pueblos, gobernados por
según qué directriz o poder... Esta REALIDAD es.
6. La raíz de
nuestros males se halla en ese “desconocernos a nosotros mismos”, hasta el
punto de elevarnos y tenernos en más de lo que somos y en menos de lo que
podemos ser.
Nos sobra soberbia muchas veces, o nos falta humildad.
Pero si nos contemplamos en el verdadero sentido, vemos que sólo somos seres
frágiles y débiles, sometidos a lo inmenso de todo cuanto acontece sobre
nosotros con inmensidad: La naturaleza, la vida, la muerte, el dolor, la
felicidad, el placer, el tiempo... Dios.
El ser humano no es sino “el proyecto”, lo que incompleto
aguarda a ser completado por Dios y que unido a Él se eleva y se trasciende a
sí mismo, volviéndose –a su imagen- creador y fecundo.
Fue su criatura pero es en Cristo, “su hijo”. Hay quienes
se estiman “obra del caos” y consideran que flotan a la deriva, en tal modo
orientan sus vidas en deriva inconsecuente, también. Mas los que se contemplan como hijos,
discurren orientados sin perderse.
Ahora bien, ni los que
se vinculan al caos, ni los que se estiman por “hijos” pueden
hallar liberación alguna
que brote de “sí mismos”, ni de sus líderes.
7. Aquí, lo que
contemplo adquiere otra perspectiva que abarca cosas mayores que la simple
mirada de lo que acontece.
El Papa rastrea la realidad
del hombre y sus complejidades, con maestría de observador paciente, que se
deja penetrar por lo observado. Contempla con benevolencia lo existente, y
prefiere sobrevolar lo desapacible, en apetencia de alguna solución de nivel
humano. Se diría que cifra mucho en ello su esperanza. Pone su fe en el hombre,
y en Dios, pero sabe que finalmente, el hombre responderá a lo que anhela como
hombre, sea que en ello prescinda de Dios.
Orienta constantemente el Papa, a todos a buscar en el
sentido del Bien, lo que es justo y a tener puesta la mirada en el más allá
profundo, donde Dios se halla, y donde Cristo es la esperanza. Todo el tiempo
lo solicita, o lo aconseja, porque conoce él que muchos no lo contemplan.
Me gustaría decirle al Papa –él lo sabe bien- que la
búsqueda del BIEN, del AMOR, de la VERDAD, de DIOS no es enfoque de “una opción
entre muchas”, sino la única. No es “una necesidad” sino la necesidad
para TODOS.
Aquí no tengo por menos que
reforzar su voz en “la conclusión”, porque el ÚNICO que SALVA, y concede la PAZ
y la JUSTICIA cierta, Quien oferta la CARIDAD auténtica y la VERDAD única, es Jesucristo,
nuestro Señor.
*
Siendo exhaustiva en todo cuanto aborda, esta Tercera
Encíclica, lleva un propósito orientado principalmente “al hombre que aunque es
materia y espíritu, se halla en la tierra, y a todo lo terreno se
orienta. A toda cosa, circunstancia, necesidad de aquí...”
Pero me sobreviene recordar las palabras de Cristo a
Nicodemo, porque le dice:
“Te aseguro que el que no nace de nuevo no puede ver
el reino de Dios. Nicodemo le preguntó: “¿Cómo puede uno nacer de nuevo, siendo
viejo? ¿Es que puede volver al seno de su madre y nacer de nuevo? Jesús le
respondió: Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede
entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es y lo que nace del
Espíritu es espíritu”
Refiere Cristo a este en qué está el valor de las cosas y
de la existencia misma, pues los que viven sin conocer las razones del Cielo,
mejor harán en “nacer de nuevo”. ¡Un nacimiento, o retorno a los
orígenes, precisan!, del cual salgan purificados en virtud del agua y
santificados por el Espíritu, o no entrarán en el reino.
Se lo razona además ante su asombro: cada esencia opera
en sí misma y para sí misma. De manera que “la carne, carne es”; es
decir: lo terreno, lo de ahora y aquí. Aquellas cosas que obtenemos en el
mundo, pero que son tierra, “sólo barro”, nosotros los seres todos y nuestras
aspiraciones, por justas que nos parezcan, si sólo se mueven por intereses de
tierra... sólo entes terrenos o perecederos, son. Pero lo que nace del
Espíritu es espíritu.
Esto significa algo de orden superior, metafísico,
místico... Lo que nace del Espíritu (de Dios), es divino. Tiene condición
empírea, pertenece a otra escala de valores y a otra inmensa y eterna
dimensión. Por lo cual, al adquirir este vínculo espiritual, se desconecta de
aquí, de lo que es polvo y tierra, para pasar a la Vida, superando el estadio
de la muerte.
Por tal razón Cristo recomienda a este erudito: “Os es
preciso nacer de nuevo.”
Y más adelante ante su incomprensión, lamenta:
“¿Tú eres maestro de Israel y no lo sabes?. Te aseguro
que hablamos de lo que sabemos y atestiguamos lo que hemos visto.”
En efecto, Nicodemo es maestro en Israel (miembro del
Sanedrín), pero ignora estas cosas, que Cristo le explica, pues le dice: “hablamos
de lo que sabemos y atestiguamos lo que hemos visto”
Quienes hablan y atestiguan lo que saben y han visto son
los Tres Divinos: la Trinidad (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo), porque
pertenecen a Dios y a su misterio.
No las podía conocer Nicodemo, que así se extraña... pero
si éste, maestro en Israel las desconoce, tampoco podía saberlas el pueblo. Y
no las sabrá nadie a quien no le sean reveladas. Cristo sí las conoce y
por eso atestigua de lo que ha visto.
Desde este diálogo aparece
con absoluta claridad las dos clases de vida existentes y sus diferencias.
Vivir insertos en una tan sólo puede
llevar a desconocer “lo Absoluto” de la Otra, la cual no se concederá por sí
sola, sino por la apetencia voluntaria de “un retorno” o “un nacimiento
nuevo”.
Me pregunto en la actualidad, con todas las situaciones
dramáticas reseñadas por el Papa, para los habitantes de los distintos países
del mundo, quien piensa en “un nacimiento nuevo”, peor, si ello implica
desaposentarse de la tierra... cuando parece que es “lo terreno” a ultranza lo
que conviene afianzar, o cuando menos, conquistar...
Ni siquiera el Papa, parece decidido a afrontar con
firmeza lo espiritual, al menos con la firmeza que lo propone Cristo, que lo
sitúa como condición para entrar al reino.
Pensar en plantear a las
gentes, en medio de sus graves problemas, estas cosas “del Espíritu”,
parece un despropósito, aquello que sobrepasa... y demasiadas veces se opta por
“dejar pasar”, por silenciar al respecto.
Es precisamente ese desnivel el que asombra a Cristo
cuando dice a Nicodemo:
“ Si os hablo de cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo
me creeríais si os hablara de cosas celestiales? ”
Las cosas celestiales son esas que hablan los tres
Divinos, porque las han visto y oído, las que Cristo le refería a Nicodemo con
antelación. Y son también las que Pablo, el apóstol, describe cuando nos dice:
“ Y mi palabra y mi predicación no se basaban en la
elocuencia persuasiva de la sabiduría, sino en la demostración del poder de
Espíritu, para que vuestra fe no se fundase en la sabiduría humana, sino en el
poder de Dios. Entre los formados usamos la sabiduría, pero no la del mundo,
ni la de los gobernantes pasajeros de este mundo, una sabiduría divina misteriosa,
oculta que Dios destinó para nuestra gloria antes de crear el mundo. Esto no
lo entendieron los gobernantes de este mundo, pues si lo hubieran entendido no
habrían crucificado al Señor de la gloria. Pero como dice la Escritura: Lo
que el ojo no vio, lo que el oído no oyó, lo que ningún hombre imaginó, eso
preparó Dios para los que le aman. Y a nosotros nos lo manifestó Dios
por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo penetra todo, hasta las
cosas más profundas de Dios. ( 1
Cor. 2, 4-10)
Esta sabiduría que Pablo describe no es otra que la
revelación. Los designios ocultos, los dones y la gracia que se hallan
impresos a la Vida del Espíritu, para los que a ella se aproximan y la
adquieren.
Pero cuando Cristo le habla
a Nicodemo de “las cosas terrenas” tampoco se está refiriendo a lo
netamente terrenal que contiene el hombre, sino a “las cosas terrenas que
pueden y deben penetrarse de Dios, o adquirirlo, de las cuales el
embajador es Jesucristo.”
Cristo ya lleva algún tiempo desenvolviéndose entre los
hombres, realizando signos cuantiosos del poder que Dios tiene (lenguaje del
Espíritu, sí; pero lenguaje terreno de modo que transforma la materia misma.
Poder Divino porque salta por encima de las barreras o de las leyes que
la materia terrena tiene: ciegos que ven; sordos que oyen; mudos que hablan;
leprosos que quedan limpios; demonios expulsados; muertos que resucitan...).
Cristo realiza una imbricación de lo Celestial a lo
terrenal, tal que “al hablar de las cosas terrenales”, refiere, las que
existentes en la tierra, propias de los hombres y pertenecientes a ellos y a su
naturaleza, y pueden ser modificadas por efecto de la virtud y del Poder
que Dios tiene. Aquí surge la FE.
Pero lamenta ante este que
a pesar de hablar públicamente en las plazas, y enunciar su doctrina, bajo
signos tan patentes y sobrenaturales, que no quedan prendidos a lo imposible,
sino a lo patente, PORQUE TODOS LOS VEN y SE CUMPLEN, no creen en Él.
Si tuviésemos una perspicacia mayor que la de Nicodemo en
aquellos momentos, comprenderíamos que toda la doctrina de Cristo (la de
entonces y la de AHORA), es un aleccionamiento terrenal, basado en lo
Celestial que desconocemos, y sólo percibimos si se nos revela, que el
hombre, todo hombre ha de salvaguardar y ejercer sin desvío posible. Se
trata de un valimiento o especie de “salvoconducto”, que nos permite transitar
en un mayor o menor equilibrio, sin desvío que nos hiera o nos mate, en los
escollos terribles de esta vida. Como una especie de cuerda que le ciñe y le
hace caminar despegado del suelo, como funambulista, hasta alcanzar un nivel de
mayor o menor proporción, según la fe y el sentido interior (lo espiritual) que
le trasciende.
Quiero decirle al Papa, que
de estas cosas que Cristo expone a Nicodemo y son terrenas, sí hay
que hablar. Hace falta hablar (Hoy se adolece de esta justicia, que ofende
por su desatención a Dios y a los hombres), y desde ello –no se lo digo como
reproche, sino como meditación- se falta a la “Caridad” y a la “Verdad”.
El Papa centra su discurso, con toda la bondad de su
corazón, y con el afán de la misericordia, en un reparto mejor y más equitativo
de los bienes materiales de la tierra, de los que afectan a la cultura y sirven
para la construcción del hombre y de su dignidad. ESTO ES NECESARIO.
Pero también dice Jesús, a quien se detiene tan sólo en
el bienestar terreno:
“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra salida de la boca
de Dios.”
8. Querría
atreverme a decir al Papa, que esta hermosa encíclica parece –a mí, por lo que
después detallaré: incompleta. Precisaría completarse con una “segunda
parte”, o “cuarta encíclica”, que verse precisamente sobre el otro contrapunto
urgido tan sólo por JESUCRISTO, no por lo que el hombre desea, o precisa para
esta tierra (que aquí ya se detalla con suficiencia y con soluciones
necesarias, que pueden ayudar mucho y fecundamente a los sistemas y a la
humanidad, de escucharse).
Porque dice Cristo a Nicodemo:
“Nadie
ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el hijo del hombre que está en
el cielo. Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así será levantado
el hijo del
hombre para que todo
el que crea en él tenga vida eterna.”
Habla Jesús de la “Otra Vida”, la eterna, la que tendrá
consigo todo el que crea en él. Es este un lenguaje de SALVACIÓN, que trae
Cristo a la tierra. Forma parte por lo tanto de aquellas “cosas terrenales que están penetradas de Él
y por ello vinculadas al plano divino”. Por otra parte los que necesitan
salvarse son los hombres. ¿A quién si no, dirá Él estas cosas, o para quien
trae estos lazos? La salvación del hombre, es un asunto netamente humano,
que no brota de él, sino de Dios brota, pero que le es regalada y que le
pertenece como destinatario.
Así pues entre las cosas fundamentales y NECESARIAS para
el hombre, entre un vivir y otro “vivir”, vale la pena considerar que “tanto
monta...”, si bien también define Cristo a qué modo de vida nos hemos de
arrimar con preferencia:
“No atesoréis en la tierra... No os angustiéis por qué
comeréis... o cómo vestiréis... ¿No valéis vosotros más que las yerbas del
campo... que las aves...? Buscad primero el reino de Dios y su
justicia y todo lo demás se os dará por añadidura.”
ESTO, VERDAD ES. Yo puedo acreditarlo. Lo que entregamos
a Cristo, del modo como a Él le alimenta, nos es devuelto con creces, nos da “el
céntuplo”...
También dice desde el profeta:
“ Esperabais mucho y resultó poco; lo llevasteis a
casa y yo lo he dispersado con mi soplo. ¿Por qué? Palabra del Señor
todopoderoso. Porque mi cas está en ruinas, mientras cada uno de vosotros
solo se preocupa de su propia casa. Por eso los cielos os negaron la lluvia, y
la tierra no ha dado su fruto.
Y he mandado la sequía sobre la tierra, sobre los montes,
sobre el trigo y sobre el vino, sobre el aceite y sobre cuanto produce la tierra,
sobre los hombres y sobre los ganados y sobre todo el trabajo de vuestras
manos.” (Ag.1, 9-11)
Valdría la pena realizar una reflexión al respecto, pues
¿qué sucede ahora en la tierra? Los bienes que produce y son cuantiosos, mucho
mayores en su producción, en sus recursos, en su distribución y gestión, en su
transporte... que en todas las demás épocas no nos alimentan; no apartan la
hambruna, ni llenan de bienestar ni de justicia, los países, los lugares,
las casas... en todo se observa una profunda insatisfacción que marchita y
pudre cualquier intento, sea justo, generoso o bueno. ¿Por qué..?
Sí, porque los hombres de este siglo, sólo miran para sí
y sus cosas; han dejado de edificar para el cielo, y “la Casa del Señor está
en ruinas”, deficitaria de FE, de AMOR, de esperanza y de virtudes todas...
¿Y por qué creer tanto en nosotros mismos, sin pensar que
lo que tenemos, el Señor lo concede, o si Él quiere, lo aparta? No gusta esta
idea. Pero es la verdad. Pues prosigue diciendo el profeta, y así
sucedería AHORA si la tierra (los hombres) se convirtieran:
“Y ahora estad atentos desde hoy en adelante. Antes de
poner una piedra sobre otra en el templo del Señor ¿cuál era vuestra situación?
Veníais a un muelo de trigo de veinte medidas y sólo había diez; veníais al
lagar para sacar cincuenta y sólo había veinte. Yo herí con tizón, añublo y
granizo todas vuestra labores, y sin embargo no volvisteis a mí, palabra
del Señor. Estad pues atentos de ahora en adelante (...) ¡desde el día en
que se pusieron los cimientos del templo del Señor, estad atentos: a ver si
sigue faltando el grano en el granero, y si la vid, la higuera, el granado y el
olivo no llevan fruto. Porque a partir de hoy, yo os doy la bendición.”
(Ag. 2,15-19)
Precisa la humanidad otras cotas de humildad que la hagan
recelar de ella misma, y esperar los bienes que procura el Señor con su
providencia. Si los hombres trabajasen para Él y sus empeños, no quepa duda que
Él llenaría mientras tanto sus despensas y todas sus expectativas. Porque el
Señor no se olvida de nosotros; pero nosotros TODOS, en más o en menos, sí
nos hemos olvidado de Él.
*
La voz de Jesucristo está hablando HOY para el hombre del
mundo, ese hombre tan bien descrito por el Papa, desgarrado en múltiples cruces
onerosas, y sufrimientos, verdad es.
Nos habla también en estos momentos de “las cosas
terrenales” que nos importan, o esto deben.
Cristo, el rostro humano
del Padre, se ha aproximado a TODOS LOS HOMBRES hoy, y lo hace convocando a su
Iglesia a escucharle, para que ella proclame lo que le cabe conocer que Él ESTÁ
AVISANDO AHORA.
Esta PRESENCIA, su revelación
y lo que desde ella manifiesta, es tan ACTUAL, tan de nuestros días, tan del S,
XXI, que discurre paralela a la exhaustiva descripción que el Papa realiza, y
es cierta, sobre el estado de las personas y el reparto de la riqueza. ¡Y tal
vez si los hombres CONOCIERAN que su Señor ESTÁ PRESENTE y LES HABLA que se
preocupa por SALVARLES y les manifiesta su voluntad, sus designios ocultos para
estos tiempos..., si entendieran que vivimos en “los pies de esa estatua que se
desmorona”, y que Cristo nos contempla sin valor, sin fundamento ni
consistencia como esa “arcilla” limitada por “ajustes de hierro”, que puede
destruirse ante cualquier impacto...
...Si entendieran porque
también el Papa se lo quisiera NOTIFICAR que “llega ya él a su templo” y ha de ser recibido “como el Bendito, el
Rey que viene” (porque estamos ante
“su Segunda Venida” ya...) y conocieran SUS PROYECTOS, muchos –estoy segura-
modificarían su escala de intereses, y se volverían hacia Él, ansiosos por
recibirle.
Me explica Él mejor que
nadie, pues su Espíritu todo lo penetra, lo que sucede en estos tiempos, donde:
“NEGRAS OCUPAN EL PUESTO.”
Las almas NEGRAS,
tintadas de tinieblas, son las que ocupan los lugares de relevancia ( EL PUESTO). ¡Y así nos va!.
Cristo nos previene,
AVISÁNDONOS de a dónde conduce nuestro desatinado caminar. No se detiene
tanto en la exposición del daño que estamos cometiendo, como en su curación,
o su prevención misma. Él nuestro médico, dice al enfermo en su dolencia:
“Esta es tu situación y este el remedio que has de ponerle.”
ESTO, si queremos
hacerle caso.
*
No se ofenda el Papa,
porque le explique estas cosas, que no tratan de desmerecer sus afanes
evangélicos, sino de enriquecerlos con “cosas que Otro me habla, y me hace
ver. Lo que he oído, muestro.”
ESTE habla con Voz
propia de lo que es Celestial, y conoce mejor que nadie todo lo terrenal que
nos engasta. Analiza nuestros desvíos y nos propone la receta precisa que
llegue a “curarlos”. En esto carecemos de un sentido inferior, que nos haga
inclinarnos ante Quien debe y puede proceder a nuestra SALVACIÓN, tanto terrena
como espiritual. ¿No querremos dejarle?
Aquí no es preciso el
entendimiento cuanto la FE. “Si nos habla de cosas terrenas y no le
entendemos...”, debiéramos ser humildes para considerar que el Cielo es
mayor que nosotros mismos. Y que basta “querer” estar con Él y “escucharle” sea
que nuestro intelecto se trabe, indisciplinado sin saber seguirle... Porque
nada que engendre daño, procede de Él. Cristo está concediendo su LOGOS a la
tierra. Y en ello implícito se halla su misterio. ¡Que la tierra lo crea
y lo ame, sea que no lo entienda!
Porque también S. Pablo
dice que “veremos a Dios cara a cara” y ello sucederá cuando “esto
corruptible se transforme en incorruptible” . Cuando dejemos de ser “como
niños” porque es nuestro espíritu el que ha de crecer.
*
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