COSAS OCULTAS (2)

NADA PERMANECE EN SECRETO SIEMPRE

Debo regresar por causa de una alteración a publicar en el orden correcto, noticias que han sido concedidas para que la Iglesia (los tres Papas últimos) conozcan la LLEGADA DE CRISTO y LA CONVERSIÓN que solicita que realicemos todos. Al final de la página anterior debiera haber quedado impresa esta carta. Ahora la inscribo, sea que la fecha no guarda la cronología necesaria:
 

14 de abril de 1999
A la atención de S.S. a  quien Dios bendiga:

            No debería insistir en seguir escribiendo, pues no se me da respuesta alguna, o no parece que la tengan...
            No sé este intento qué número hace entre los realizados, pero procedo a explicar de nuevo.
            Por si alguien piensa que disfruto avisando de lo que aviso, le diré que no. Al contrario, sufro con los que sufren y padezco con los que padecen. Pido constantemente por ellos. Por todos.
            Mi gozo se halla en cumplir la Voluntad de Quien ahí me manda. Una Voluntad que se desoye y desecha lamentablemente vez tras vez; pues no es a mi a quien se cierra la puerta.
Pienso tan sólo que a estas alturas, ya debería merecer o haber merecido alguna notificación, o consideración respecto a cuanto he dicho. Y por ello, utilizando las palabras de S. Juan me cabe preguntarme: ¿Cómo pueden mirar a Cristo, al que no ven, los que a mi, que de su parte hablo, y soy persona, ni me ven, ni me miran?

            Perdóneme, Santo Padre, si le digo que no llego a entenderles... Y me pregunto: ¿Qué es lo que hago mal? ¿Qué es lo que no resulta grato? ¿No debo avisar de lo que Cristo me pide? ¿Debo darle la espalda y mantenerme en silencio también?

            Sin embargo, Cristo me sigue enviando ahí... Y me pone ante su puerta, inmóvil, una vez más a decirle y decirles, por si quieren oír... Todo cuanto avisa se está cumpliendo. Todo lo suyo se cumple y prospera, por lo tanto sé que llegará esta conversión que Él solicita. Y que se hará como Él quiere hacerla. Si quiere mirarlo, el Libro: “CRISTO VIVE...” en su Parte Tercera (De Revelación y Exhortación a la penitencia), está completamente lleno de avisos, de los cuales se han cumplido ya algunos, como los que adjunto en el INFORME (Excluyo los de matiz personal).(...)
NO PUEDO PERMANECER IMPASIBLE. SS. No debería permanecer impasible tampoco. Cristo no desea nuestro daño y TAMPOCO PERMANECE IMPASIBLE viendo cómo nos precipitamos. Así, haciendo gala de su celo redentor, hacia esta humanidad confusa y desentendida, me envía, para que a él se vuelvan todos y poder reconducirla y POR ELLO SALVARLA.

            Hemos de creer en Él y en lo que hoy está avisando, haciendo y solicitando. Hoy está manifestándose a nosotros, su pueblo, su Iglesia... Hoy se patentiza como en otros momentos de la historia, en que la humanidad ha sabido verlo, porque la Iglesia lo ha acogido, ha creído en su manifestación, la ha ponderado, ha sabido escucharla y la ha ACREDITADO. ¿Qué fe es la nuestra, hoy? ¿Diferente? ¿Tanto, que hemos de creer más en nosotros mismos, en nuestros estudios y esquemas de hombres... que en el Poder de Aquel, que admitimos como Todopoderoso? ¿No se hizo todo cuanto existe en El y por Él? Si todo se hizo por Él y con Él en el pasado, ¿cómo no podrá seguir haciéndose en Él y con Él, en el presente? ¿Ha muerto acaso..?  Pues... ¿qué fe tan débil e inconsciente, nos impulsa hoy, a no concederle el reconocimiento que está demandando? ¿Y aún pronunciamos que creemos en Él?
 




Hemos de creerle y difundir lo que hallamos con fe total, y aceptación tal, que nos haga permanecer orantes, desde el primero al último: su Iglesia en oración, en penitencia estricta, con revisión de sus desórdenes, de sus confusiones y caos, con remisión de sus modos, o conversión radical, que los disponga a SER OTROS, SER NUEVOS.



            El bautismo que me hace traer es de penitencia como el de Juan... ¡Y no podemos rechazarlo! Pues... ¿Tan curados estamos que hemos de desdeñar el remedio? ¿tan convencidos de nuestra bondad, en presunción tan alta, que nos impide inclinarnos ante el único que es Bueno? ¿Tan acomodados a permitirnos y a permitir, que no nos repugna cualquiera clase de exceso? ¿Es el sacrificio así? ¿Murió Cristo, mártir, para que ignoremos inconscientes su martirio?


            Ahora bien: ¿Digo yo algo contrario o dañino, a la fe que Cristo nos pide? ¿Solicitando la conversión evangélica y radical que Cristo desea, para que la humanidad se asiente en
pilares de humildad, de fe y amor verdadero a Cristo, y camine así, por sus dictados, sin que le resulten una carga, hago daño?



            ¿Perjudico a la Iglesia, mi madre espiritual, haciéndole conocer, que ha de volver los ojos a Cristo, sin apartarse de lo que Él, SU CABEZA, desea que haga ahora, como sierva suya?

            ¿La molesto, diciéndole que ha de orar y arrepentirse? ¿Qué Cristo quiere purificarla, desde dentro hacia fuera, para que sea bastión de fe, de humildad, de pureza, de verdad, de sabiduría cierta, de caridad, modelo de modelos, luz en el mundo, cuyos fieles sean sal?



            ¿Hago mal, transmitiéndole que Cristo la prefiere, si en verdad se constituye desde Él y por Él, en lámpara, ciudad en la cima del mundo, baluarte de amor consagrado a Él, portadora y difusora de su Gracia; acogedora de todos cuantos a ella acuden y solicitan su amparo y refugio..?



            Yo sé que en lo que hago, obedezco, porque amo. Y este amor, que Cristo me participa, me hace amar a mis prójimos, mis hermanos y a mi iglesia, pues transmitiéndole los sentimientos de Cristo, sólo puedo concederle el BIEN que Él para ella desea.



            Por esta razón no entiendo cómo a estas alturas, aún no soy respondida, ni hallo explicación a las demandas que Cristo hace. Podría yo decir de mi todas las cosas que quisiese, y de Cristo... ¡podría! Y tal vez, la prudencia de otros, pudiera considerarlas con un escepticismo lógico, falsas...



            Pero si yo nombro “desastres” y hasta los enumero... Si desde el año 96 y sucesivos, antes de que nada ocurriese, yo declaro lo que va a suceder, sin reparar en mi propio crédito o riesgo, como persona, y entregada a la fe más estricta y verdadera, la que procede de la revelación; si concedo a ella mi ser, mi fama, mi comodidad, mi seguridad misma, y proclamo cuanto estoy recibiendo, y ello se cumple... ¿es que estoy mintiendo?



            ¿Puedo yo, con sólo mi verbo, desencadenar cualquiera de los efectos o fenómenos airados de la naturaleza? ¿Poseo yo en mi, y por decirlo, la capacidad de hacer que los hombres se declaren la guerra, desastre peor y más dañino que todos cuantos puedan pronunciarse? ¿No he citado las páginas del Libro Tercero I 8De Revelación y exhortación a la penitencia) en que aparecen escritos con anterioridad, los sucesos que estamos viendo sucederse, incluso ahora?



            ¿Podía yo, desde mi, conocer desde el año 96 y principios del 97, las cosas que sucederían a partir de entonces, en los meses y años consecutivos?



            En tal caso, ¿tan duro y terrible es reconocer que Cristo está actuando, como Él mismo afirma, y me hace conocer?

Cristo requiere que se realice una REVOLUCIÓN ESPIRITUAL tal, que arda la tierra. Que los fieles se sientan consumidos en su fuego, pues su sacrificio, no se conforma con menos que una fe tan grande y verdadera en Él y un amor tan encendido y dispuesto... Y de tal ímpetu, osadía y decisión, que no nos importe señalarnos, diferenciarnos de los otros, hallarnos divididos, pues Él no trae esa paz acomodaticia con que tratamos de hacer hueco A SU HACER, sino una PAZ, tan incapaz de tolerar la injusticia, lo falso, lo mercenario, que haga látigos y arroje las mesas de los cambistas por el suelo. Que llame “hipócritas” a los que mienten y “lobos con piel de cordero” a los que alardeando de justos, obran el mal.

            Por esa razón, porque no le amamos y glorificamos como a Él corresponde, nos convoca al arrepentimiento. ¡Y hemos de obedecer esta llamada, por nuestro bien, y en cumplimiento de su Voluntad!
            ...Desoígala aquel que no se sienta culpable; mas... ¿existe tal persona? ¿Hay uno sólo de nosotros que sea tan suficientemente perfecto, como para no inclinarse ante Cristo y solicitar su perdón? ¿Y no hemos de hacerlo, si Él nos convoca a ello? ¿Acaso Cristo no sabe lo que señala o lo que dice?

            Bien está que recale en nosotros, la confusión, la disculpa, y el amor a nosotros mismos, tal que torne en extremo tolerantes con nuestros excesos, pero... ¿habrá de equivocarse también Aquel, que nos llama al arrepentimiento, y aún nos amenaza, si no nos

corregimos? ¿Tampoco Él sabrá conocer qué nos sucede?

            ¡Indignos y testarudos somos, que viendo ya cómo “el desastre” pasa y se detiene a nuestro lado, aún lo seguimos ignorando y con ello, en reprobable negligencia, la propia Voz del que de tales cosas nos advierte, y aún concede remediar, si a Él volvemos!



            Si Cristo avisa y obra consecuentemente, y NO SOMOS CIEGOS... deberíamos dar fe de cuanto realiza y nosotros percibimos. Proclamar al mundo cuanto hace y avisa, para que todos sepan comprender a este Dios que SE MUESTRA Y A NOSOTROS VIENE. Por nuestra causa obra. La Iglesia, portavoz de su fe, tendría que creer y difundir este conocimiento.



            Pues... ¿cómo seremos lámparas? ¿Cómo haremos que otros vean, si los que ven y comprenden, les dejan a oscuras? ¿Qué fe queremos estimular en Cristo, lejos de Cristo mismo?
¿Cómo diremos que tiene total poder, de Quien obra, y no reconocemos su acción, en los fenómenos que nos alcanzan, incontrolables? ¿Posee la naturaleza intelecto, para realizar por sí, y seleccionar en sí misma, la obra que construye o que destruye?

            ...¡Y, casualidad grande es que la naturaleza, ser irracional, obre ahora en tales modos, como Cristo indica, sin tener con Él correspondencia! ¿No resulta más utópico creer en esto?

            Tengamos fe y valor para reconocer a Cristo en sus palabras, en sus obras y en los signos que utiliza, para que proclamemos sus hechos. Si los guías no saben entender, ni valoran cómo Cristo desea que lo suyo sea entendido y valorado, ¿a quién conducen y enseñan? ¿y a dónde le encaminan..?

            Cristo vive. Está vivo. Bien está que la Iglesia hable de Pentecostés, y pondere todos los aprendizajes hechos sobre Él y su evangelio a lo largo de los tiempos... pero ¿habrá de desentenderse ahora, de la actividad y la Fuerza Vital, con que se manifiesta hoy, el Resucitado?

            ...Pues, creemos que vive y que nos conduce y acompaña, ¿hemos de guardar silencio, ante sus pronunciamientos? ¿Por qué? ÉL DICE Y ÉL CUMPLE.

            ¿Qué clase de ojos necesitamos para ver esto? ¿Y, aún a los que se hallan viéndolo habremos de ponerles trabas y negárselo? Si Él acude hoy a corregirnos, es evidente que precisamos esa corrección...
            ... Así, ¿cómo calla la Iglesia y no atiende, si es la enferma, cuando el Médico se halla prescribiendo la receta? ¿Y cuál es la receta, la oración..? ¿El reconocimiento humilde de los errores? ¿La necesidad de un cambio? Pues... ¿tampoco queremos valorar, según la trayectoria que llevamos, esta necesidad?

            Por favor tengamos los ojos abiertos, llenémoslos con la luz que procede del cielo  y contagiados de ella, seamos focos, luces también... Esa ciudad que no sólo es luz entre los suyos, sino faro, que sirve de esperanza, y de conquista a otros pueblos.
... Sea la Iglesia, la ciudad en la cima del monte (es decir, ¡del mundo!) y sepa ser antorcha para la humanidad entera. Pero sepa revestirse de humildad; reconocer sus mermas y trazar sus caminos, en paralelo a los que Cristo pide, y en orden a una conversión, que lo instale en medio de nuestras vidas, en tal modo,  que a él le glorifiquemos con nuestros actos .                                                                   
            Iglesia engendradora de espíritu, camino hacia el cielo y no a la tierra. Muchos lazos nos atan ya aquí como para que nos concedamos a ello, y lo asumamos como un destino santo, en tal modo que pueda parecer único... Pues, no lo es.

            Pero, ¿saben los fieles hoy, trabarse al espíritu en tal modo que les alimente la absoluta trascendencia? ¿La apetecen los jóvenes? Hoy la VIDA ESPIRITUAL no se practica. No hay tiempo; falta la disposición, pues sentimos más atracción hacia lo externo. Vivimos con los sentidos y para los sentidos: los llevamos puestos.

            ...Mas, ¿dónde los sentimientos puros, místicos, que nos hermanan al Amor de Cristo, en desapego de lo mundano que nos corresponde? ¿Qué fieles  hay, que los crean, los contemplen y con ellos vivan? Así... ¿cómo se encontrarán con su Espíritu?

            Dice Jesús a Nicodemo: “Lo que nace de la carne, es carne, y lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañe que te diga: Es necesario nacer de nuevo. El viento sopla donde quiere; oyes su voz, pero no sabes de dónde viene y a dónde va; así es todo aquel que nace del Espíritu”.

            Cuanto se afirma en el Libro Tercero II (Apéndice) es revelación; por lo cual, cierto. Cristo apuesta por una renovación espiritual de su Templo, en esa reconstrucción que solicita del mismo. Sus caminos no pueden discurrir por nuestros caminos, aunque se halle con nosotros y nos acompañe... Él ya demostró que sabía transitar por dónde nosotros. Aprendamos, con algo de esfuerzo por nuestra parte, a transitar por los suyos y a desearlo también...

            ...Y yo afirmo: Cristo no avisa en vano. Todo cuanto ha dicho tendrá cumplimiento, si aún no lo ha tenido. Todo en Él es dicho y hecho. Sólo hay un modo de hacer que modifique estas amenazas terribles que se ciernen... Es: creer, aceptar lo que pide y solicita; revocar nuestro estilo, nuestros modos, pues somos suyos, y hemos de ajustarnos a su paso, a sus maneras, a sus criterios...

            Recibirle, que se manifiesta; escucharle, pues nos habla... Orar mucho y extender este espíritu de oración, en humildad envueltos. Dispuestos a esta CONVERSIÓN, en 


arrepentimiento sincero, tal nos pide. Y ÉL DETENDRÁ EL DESASTRE. ¿Tanto nos cuesta creer en esto?



            Yo no puedo sino ser testigo de la Luz. Yo no soy la Luz, sino testigo de ella... Pues se me da para que alumbre, si no ilumino, soy culpable de la ceguera de aquellos a los que dejo viviendo en las tinieblas...



            ... Por eso hablo y proclamo lo que sé y veo. Obren así aquellos que crean tener luz o sean depositarios de ella. Pues como dice S. Juan:



            “La causa de la condenación consiste en que la Luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas a la Luz”...  
... Que no parta de nosotros, los que nos decimos “creyentes”, dejar ciegos a los que necesitan ver.
                                                                                               *
         



Me hacía violencia insistir tanto, una vez que estaba contemplando el SILENCIO de mi Iglesia. Pero no se trataba de lo que yo pensara o gustara, sino de lo que el Señor me seguía solicitando. Así, era su voluntad, no la mía, la que hube de complacer.
            Las múltiples preguntas que asoman en la misiva, me las hacía yo constantemente, imposibilitada a comprender ese distanciamiento.
            Cristo estaba rompiendo esquemas que se habían trazado sobre él. Era frecuente escuchar en las parroquias, cursos de cristiandad y homilías que “Dios no castiga”, que ese era un concepto veterotestamentario, ya completamente superado en Jesucristo; que “los desastres naturales suceden en sí mismos, sin intervención divina”...
            No sin cierto sentido, estas cosas, parecían bien. Mas repentinamente Cristo me hacía llegar a la Iglesia, anunciando que “si nuestra condición no cambia, ni creemos en lo que él manifiesta, el desastre caerá sobre nosotros” Y no sólo lo dice, cuanto aproxima signos específicos de “calamidades” cuantiosas entre los años 97, 98, 99 y siguientes.
            Mi Iglesia no parecía estar dispuesta a entrar a ello. Era como romper con la bonanza que desde el C. V. II había establecido sobre Dios, sobre un Padre que nos ama y nos envía a Cristo con su Amor.
            Por tal razón me esfuerzo en darle el sentido de lo que me cabe conocer y el Informe II de AVISOS YA CUMPLIDOS.
           
            Ahora bien, lo que Cristo me muestra es su Poder, una Fuerza tal capaz de atraer LA IRA, un nivel que él mismo está reteniendo a la espera de que suceda esta CONVERSIÓN necesaria que la aparte. Y ello será “el verdadero desastre”, porque sucederá con el cumplimiento de todo cuanto ha sido referido por los profetas, para el fin de los tiempos.
            Esas calamidades como me hace comprender, no son sino reflejos, puntos de incisión con los que quiere él hacernos reflexionar sobre lo que será el verdadero y terrible DESASTRE.

            Otra ruptura estaba en hablar a mi Iglesia de temas escatológicos, siendo que ella no estaba dispuesta a entender que el fin de los tiempos había comenzado. 
En los momentos actuales, aún no ha comenzado la Iglesia a CAMINAR CON CRISTO por dónde él la lleva. Aún se resiste a entender estos AVISOS, el cumplimiento de LAS PROMESAS, y cierra sus oídos ante los mensajes que Cristo le lleva, enviándome.
            Mas... que ella no reconozca lo que sucede, no significa que Cristo no se halle trabajando ya en lo que es TRAYECTO NUEVO (su OMEGA).
            Su tiempo está concedido entre el ALFA y la OMEGA. Dice:
            “Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que viene, el todopoderoso.”  (Apc. 1, 8)

            Otra percepción estaba en la sociedad, cada vez más alejada de Dios, con menos fe; con menos criterios morales, que la iban concediendo a la pérdida inexorable, sin que la Iglesia se alzara frente a las modas, o a las políticas imperantes, que descomponían la vida y la familia. Era creciente la secularización y la falta de vocaciones. Creciente hasta el punto de la alarma, para Cristo, la RUINA que ya asomaba.
            He aquí donde Cristo ponía el acento sobre la CONVERSIÓN necesaria, que la Iglesia permaneció sin solicitar, sin  considerarla precisa y sin tratar de romper aquellos
esquemas de abismo que nos han conducido a dónde ahora estamos.



                                                                                          *
 
 En  fecha 10 de julio de 2000, envié al Papa el Libro: " PORQUE UNO SOLO ES VUESTRO MAESTRO I
En él  
el compendio  de lo que Cristo me enseña y desea que sea “enseñado y transmitido a todos”. Aquí se halla de modo íntegro la totalidad del “mensaje”  que Él entrega a todos los que quieran mirar hacia la “conversión que Él demanda”.
                                                              *
El Señor me solicitó que escribiera un nuevo Libro que contuviese aquellas cosas que me estaba enseñando, que eran revelaciones y que habían de servir a la Iglesia para mejor conocer lo que Él ama y cómo le gusta que seamos y le correspondamos.

                En él se compendiaban experiencias, visiones que el Señor me daba y las maneras de su Espíritu, así como su MENSAJE respecto a los cumplimientos últimos y el modo cómo los suyos habían de entenderlo y proclamarlo a todos los hijos del reino.

                Es un Libro de “enseñanzas”.



                                                               *



El 26 - 6 - 2002 escribí al Papa de nuevo, una carta abierta, que figura en este blog bajo el título:  "SEGÚN CARTA ENVIADA A JUAN PABLO ii". Los términos de la misma eran más rigurosos, porque entrañaban mayor urgencia.

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Importante es lo que se expresa en esta CARTA ABIERTA AL PAPA, porque está en ello el mensaje que Cristo me entrega, así como la actitud con la que nos requiere a su lado, para ser suyos.
Después de explicar a mi Iglesia estas cosas, sin resultado, comprendí que ya no
escucharía nada más.  Por mí ya no le hubiera enviado ningún otro aviso, de no ser que Cristo no perdía la esperanza, y porfiaba vez tras vez,  para que no me rindiera, para que prosiguiera dándole lo que Él me daba.

                                                        *
De nuevo escribí al Papa el día 12 de agosto de 2002


Y le comunico que le envío el Libro “ PORQUE UNO SOLO ES VUESTRO MAESTRO II”
                                                         *
Cristo me hizo escribir una segunda parte del Libro: “ PORQUE UNO SOLO ES VUESTRO MAESTRO” ( SE ANUNCIA EL REINO) y me pidió que lo enviara al Papa.
                Aquí, sí recibí un comunicado breve de la Secretaría del Vaticano, firmado por Monseñor  Ángelo Sodano, en el que me informaba de su recepción y que  indicaba que el envío seguía su curso.
                Este Libro avanzaba en el contenido profético, sus exhortaciones  discurren por “la OMEGA”, no es tiempo de  permanecer en lo anterior que se ha conocido y ya llevamos dos milenios  trabajando (por más que siempre hay que regresar a la doctrina y al espíritu de las 

bienaventuranzas que solicita Jesucristo). El MENSAJE  se suscribe ya de un modo más notorio, y se incide en modo mayor en la actitud de una Iglesia acomodada que no quiere retroceder hacia aquella Iglesia de los principios y trata de proseguir mirando hacia otro lado, en signo contrario y opuesto a lo que señala ahora Jesucristo.



                                                             *






19 de octubre de 2003, nueva carta y felicitación por sus veinticinco años de papado, en ella le recuerdo cosas tales:


"Rezo por él cada día, y por todos los que han de convertirse. Lo hago junto a Cristo, que me muestra  cómo se halla en oración por esta Iglesia suya, que tan sorda se vuelve a sus instancias."
"Porque esta Iglesia es hoy PECADORA, sin que quiera admitir sus culpas, que no yo, sino Cristo señala constante. Pues... ¿qué le vale hacer tantas caridades? ¿Tantas ceremonias preciosas, inmensas? ¿Tantos proyectos evangélicos, ecuménicos, magisteriales, si DESDEÑA MIRAR AL ÚNICO QUE DELANTE DE ELLA, LA LLAMA, LA BUSCA PARA CONCEDERLE NUEVA TAREA QUE DECLARE ANTE EL MUNDO NUEVO O MAYOR EVANGELIO, SIN QUE ELLA LE ACOJA?  ¿En verdad considera, que dándole la espalda a Cristo, todo cuanto intente vale nada? ¿Acaso Cristo estará dividido de Sí?. ¿Y el Uno será el que recoja lo que Ella prefiere y le muestra, y el Otro  el que Ella misma rechaza, que se halla DESVALIDO SIN RECOGER NADA?"

."Medite en esto la Iglesia que recibe estos avisos (la única culpable, porque es la única que indiferente RECHAZA).
            Entienda esta Iglesia “avisada”, lo que se le está concediendo en primicia sobre todo el pueblo, que nada sabe, ni conoce. (Aunque ES PRECISO QUE SEPA CONOCER, razón por la que Cristo le pedirá cuentas, y por la que arrancará “la estaca clavada, firme”, al igual que la de Eliaquín,  que por apartarse de los mandatos del Señor, se precipitó, y vino a caer enteramente, con todo lo que tenía en sí, y toda la vasija menuda que de ella colgaba).
            ...Entienda, que ES SU SEÑOR, (al que honra como enteramente le gusta, mas no como a Él le complace), EL QUE LE HARÁ RECORDAR CADA UNA DE ESTAS INSTANCIAS DESATENDIDAS, porque Él está ya a las puertas de su pueblo, para salvarle SI ES QUE LOS QUE  GOBIERNAN SU CASA, quieren transmitir a este PUEBLO la VOLUNTAD DEL SEÑOR.
Está escrito “y las Escrituras no pueden fallar”, que este pueblo será “grano de trigo, trillado en la era”, en los tiempos en que se cumpla lo expresado por los profetas: Dan. Hab. Zac. Miq. Ezc. Sof. Is. Am.... y ELLO  -lo entiendan los “avisados” o no- ES AHORA EN ESTOS TIEMPOS (próximas décadas). Y yo lo aviso del modo como me HACE CONOCERLO EL SEÑOR. (Escrito está también).
            ...Entienda, por caridad verdadera, por verdadero AMOR A ESTE PUEBLO Y A SU SEÑOR, por instinto de protección básico, hacia todo lo que ama y obra, que hay un peligro mayor, que “los peligros que se anuncian” (desastres), o que las “angustias” que se describen. Este peligro acecha a este pueblo por falta de EVIDENCIAS DE CIELO, ¡ y sin 
embargo, SE LE ESTÁN DANDO!.  Este pueblo DESCONOCE que SU SEÑOR LE ESTÁ HABLANDO AHORA, y en ello le visita y se muestra en modo místico, PORQUE QUIERE SALVARLE.

            ¿No le gustará  a este pueblo, y le llenará el corazón de anhelo fecundo, SABER con certidumbre verdadera, que  Cristo le avisa su redención próxima? ¿Su liberación prometida? ¿Su paz duradera y su justicia, establecida en la tierra? ¿No serán mayores sus ansias, sus afanes más prolíficos, su alegría una luz que vaya recorriendo en su gozo, la tierra?

            ...Y sin embargo, este peligro que es AUSENCIA DE FE, y en muchos PÉRDIDA DE ESPERANZA, ES SOSTENIDO POR LOS QUE NO CREEN (y nunca han querido). Y “desdeñado” en su apreciación por la propia Iglesia, QUE TAMPOCO CREE en la Presencia que su Señor le muestra.

            Así se suman dos “negatividades” ( ¡tan positivos como gustan ser!), la del MUNDO que no ama a Dios y  no le recibe, y la de “los suyos”, que cumplen de nuevo, las palabras de Jn. 1, 10-11

            “Estaba en el mundo; el mundo fue hecho por él, y el mundo no lo conoció. Vino a los suyos Y LOS SUYOS NO LO RECIBIERON.”

Estos modos “asusentes de FE”  vienen a caer en modo aplastante sobre este pueblo, que lejos de ser CONFORTADO, es demolido en su interior. Lejos de ser aupado, es postergado, como indigno, frente a las exigencias poderosas del mundo QUE VIVE SIN DIOS. ¿Tan difícil resulta esto, para ser entendido por la Iglesia? ¿Y no le es posible conocer en ello las lágrimas que su Señor derrama por su incomprensión profunda? . Yo sí sé VER este llanto. ¡En verdad lo sé!...

            Recibe así el pueblo, “razones de incredulidad” no sólo por parte de los que se declaran contrarios, sino también por parte de los que declaran su ¡fe en el Resucitado!  Dicen “que vive”, pero ahora que me envía y les explica: ¡Estoy con mi pueblo y quiero salvarlo!  NADA VEN.

Por ello ESTE EDIFICIO  que consagran por sus modos, estéril se vuelve y amenaza ruina. Se desploma y se cae desde sí mismo. Obvio es, si los que habrían de impulsar LO QUE CRISTO LES LLEVA A VER, nada miran. Nada hacen. (“Cederá la estaca clavada en lugar firme” y con ella este pueblo, que pende de sus enseñanzas y sus voluntos). (...)

Estamos en una NUEVA ERA, la de un “camino que ya despunta”, que nos hará contemplar “el desierto convertido en hontanar y florecido”. Es una ERA DE LUZ,  que ha de propagarse desde una voluntad fiel y amorosa. Para lo cual se requiere a este pueblo, que entre en nuevos conceptos y planteamientos, por medio de los cuales acceda a purificarse , para presentarse ante su Señor (en sus Bodas) con el traje de ceremonias; es decir aquello que le posibilita a la CONVERSIÓN precisa. Pero... ¿hará esto el pueblo desde sí mismo? Si nadie le comunica la Voluntad del Señor, se dispondrá a lo estrecho que el Señor le pide? ¿A la penitencia?...
            ¿Verá el Señor con buenos ojos, esta dejadez, por parte de los pastores que han de cuidar su rebaño?. Tres veces le pregunta a Pedro: “¿Me amas..?”.  Y tres le pide: ¡Apacienta mis ovejas! . Porque esta es la medida del amor que a Él se consagra. Si el pastor no cuida de “sus ovejas”, bien cierto es que diga lo que diga, haga lo que haga... NO LO AMA.

¿Se sentirá servido, Quién anuncia SUS CAMINOS NUEVOS, (los que conducen al Reino, y desea ver a su pueblo en este Reino establecido), viendo cómo son desantendidos sus esfuerzos, sus promesas todas, su Voz y su Palabra?. Mediten los que oyen, si tienen oídos.

                                                                   *
Aquí ya se abordan situaciones emergentes en el panorama de la Iglesia y en su proyección hacia la humanidad: empezaba a ser evidente la falta de espíritu y de FE. Los creyentes, adquirían cada vez un sentido de mayor tibieza y menor compromiso; un alejamiento evidente de la verdad y de temor a encontrarla.
La jerarquía por el contrario alimentaba a sus hijos, con consignas positivistas. Era frecuente en las declaraciones de religiosos y seglares apegados a la Iglesia, defender tan sólo aquellos sentimientos que denotaban “alegría” “paz” “amor” y toda clase de 
bonanzas, aunque no las hubiera. Algunas expresiones estaban como prohibidas: “apreciaciones catastrofistas, pesimistas, virtudes y penitencias que parecían propias del pasado;  nada de hablar de pecado; menos aún de Satanás. Algunos interpretaban que el Infierno no existía porque ya estábamos todos salvados”.

En verdad era aquella una Iglesia inconsecuente y feliz, banal. Terriblemente banal que sentía y lo ejercía un terrible desprecio hacia el Espíritu, hacia su mística, y había dejado de contemplar lo Celestial.  Sus ojos estaban prendidos en el suelo, en la tierra, en los hombres tan sólo, por aquello que alguien dijo –no sé quien- que Cristo era el rostro del hombre y había que contemplarlo en él. Aquí la separación con el Señor ya se vuelve tan drástica y patente, que la Iglesia jerarca, sólo admite como válidas las realidades terrenas, “lo que se hace con los prójimos” nada más. La mística, al trastero. Ese modo de vivir en el cielo, era antiguo, estaba ya superado.
El profeta lamenta de los antiguos sacerdotes que aseguran al pueblo: “paz”, “paz”, siendo que “no hay paz”. En esto cansan al Señor, pues le mienten. Así este pueblo se comporta, y sus jefes le endulzan la situación para que parezca mejor, sin serlo. Era muy acusado ese falso positivismo en aquellos momentos, y todavía despunta en muchos modos, como forma de conveniencia. Si bien en ello lo que existe es manipulación.
Sorprendía comprobar el alejamiento de la Iglesia jerarca, del plano espiritual, de la mística y de la oración misma. Cada vez los fieles eran menos asiduos al culto, a recibir los sacramentos, eran más “cristianos no practicantes”. Los jóvenes desistían del culto y abandonaban en  plena adolescencia sus compromisos religiosos. Algunos se sentían satisfechos con pertenecer al voluntariado (ONG) religioso, en los eventos masivos, en la consideración de que así servían al Señor mejor que yendo a misa, porque Cristo estaba en los hombres.
Toda esta suerte de falacias, sobreabundaba en el pueblo, y era alimentada por el plano jerárquico de Roma. No era extraño por lo tanto que alguien como yo, que les llevaba a un Cristo tan alejado ya de sus intereses, tan estricto y poco actualizado, según las nuevas directrices de la Iglesia, tuviese algún nivel de aceptación. Este Señor, llegaba pidiéndoles que fuesen virtuosos y humildes... Que se arrepintieran. ¿De qué..? Muchos ya se tenían por salvados. Y otros, se acogían al decir de sacerdotes y  jerarcas, que admitían que “nuestro Abba (papaíto) nos amaba a todos fuésemos como fuésemos”. Desde esta premisa ¿para qué cambiar, si ya éramos amados, con nuestros vicios, pecados y falta de sentido?
Lógicamente, Cristo parecía ser “el que no se había enterado de nada, y pagó con su vida y su cruz, bobamente, por un amor que ya teníamos todos tan concedido”...
Lo peor, incomprensible era, es que esta Iglesia hablara constante de “los signos de
los tiempos” y del “valor testimonial”, cuando ni contemplaba los signos que se le estaban dando, ni quería mirar hacia el TESTIMONIO VIVO que era el propio Jesucristo manifestado.



EL NUEVO PONTÍFICE  


2 de octubre de 2005,

Mis parabienes, al nuevo Papa, con los mejores deseos para su ejercicio, y su persona.

            Me pongo en contacto, como otras veces he hecho, acudiendo a su predecesor, para llevar al Papa las instancias de Jesucristo.

No sé todo lo que sabe de este asunto, o todo lo que ignora, pero no es la primera vez que envío los MENSAJES que Cristo me expresa en estos tiempos, para que el Papa los penetre y se deje a su vez penetrar por ellos, porque esta es la voluntad del Señor, que la Iglesia  SE CONVIERTA.


Le envío un Libro de “ORÁCULOS”, que es continuación del enviado hace un año, siendo todo lo que en él se halla palabra de Dios. Pero le informo, para su conocimiento de los demás libros enviados al Vaticano, a nombre del anterior Pontífice, Juan Pablo II:

.  Cartas

.  Libro: CRISTO VIVE, QUE NO LO CRUCIFIQUE EL S. XX (con tres partes: ASÍ VIVIMOS  -  LA DIMENSIÓN DE LA PALABRA  -  VERSOS PROFÉTICOS, I y II )

.  Informes: “De Experiencias” y “Avisos ya cumplidos”
.  Libros: PORQUE UNO SÓLO ES VUESTRO MAESTRO I y II
.  Libro : LA TRANSFIGURACIÓN
.  Libro : ORÁCULOS I

            Espero tenga a bien, el Papa, meditar en todo lo que en su mano Cristo deja, porque está Él impaciente, esperando que salga de su desinterés y LE reciba como Quien es. Yo sé cuánto espera Él del Papa Benedicto XVI... 
                                                             *
 
 
OTRAS CARTAS 


25 de marzo, 2007
El Señor restablece su Palabra... Me envía.

            Lo que desea que comunique al PAPA, conjunto al envío del Cuaderno de Apuntes N. 14, recientemente impreso, tiene que ver precisamente con el ANUNCIO que Él REALIZA al final del mismo.


Cristo quiere que el Papa contemple... que medite y extraiga la sustancia de lo que se le aporta, que abrace el CONTENIDO –como hace con la “exhortación SACRAMENTUM CARITATIS”- y se haga CONTINENTE, de todo lo que usándome como instrumento, LE MUESTRA. Es así como Él se sabe comprendido y se complace, Bendito y alabado por siempre sea.

            Desea ver que su Palabra, manifiesta desde mí (sierva inútil), encuentra la luz de su mirada, la recepción de su oído, el latido de su corazón, y se hace destello en su mente, a fin de tenerle como interlocutor válido en los designios que Él ya realiza en estos tiempos, y son conducentes al Reino.

            Pero no desestimemos a Cristo, porque Él siempre nos ofrece el reto de un VERDADERO Y EFICAZ COMPROMISO. En este contexto ha de entender el Papa, lo que Cristo me envía a decirle.

            El Papa debe conocer muy bien el sentir y el estar de la Iglesia que conduce como pastor... Una familia trinitaria, si en comunión con la TRINIDAD trabaja y se enciende. Al menos esta es la META o el logro, al que ha de tender y aspirar. La razón del llamamiento a la conversión que AHORA nos propone Cristo.


...Una CONVERSIÓN que ha de realizar el Papa primero, como ejemplo y cabeza visible, de todo el CUERPO MÍSTICO DE CRISTO. En donde la gran familia cristiana, católica... ha de asumir esencialmente y en modo prioritario, todo aquello que sea espiritual, no carnal. (Entiéndase desde“La oposición entre la carne y el espíritu” que S. Pablo predica. Teniéndose por espiritual, todo aquello que el Espíritu de Cristo contempla, y le complace, le sirve de adoración y a nosotros de “Vida”, pues nos conduce al estado de gracia, que propicia la resurrección, y nos concede garantías eternas.
En tanto lo carnal, ha de entenderse, como todo aquello que se inserta a la tierra, a lo efímero, que no contempla la trascendencia, sino que se nutre en el pecado, a este fin se orienta en todas sus vertientes, y termina siendo  “Muerte”. Desde el A.T. oímos al Padre que clama contra la casa de Israel:
“¿Por qué te obstinas en morir, oh casa de Israel? Yo no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva”)
 


Cristo ama a su Iglesia. La ama con un Amor que ella está muy lejos de sospechar, aunque lo pondera. Como el Papa afirma en su último tratado, la ama como a su Esposa. ¡Piénsese qué amor es, y en qué medida, que TODO LO ENTREGA y TODO LO COMPARTE, que está lleno de DESEOS Y LOCURA, que es FUEGO y enciende la pasión!. La mira como el Ser que ha de ENTREGÁRSELE así mismo por completo, y dónde Él se solaza, se ENCUENTRA y halla SU DESCANSO y su GLORIFICACIÓN.
Pero es por ahora, su Iglesia una profunda herida, un Ámbito de contradicciones, de incredulidades o desdén, y por ello, a este Amor que se desborda y todo lo entregó por Ella y por salvarla, se concede INFIDELIDAD y DESENCANTO.
Tal vez el Papa conoce estos desniveles profundos, y los sufre... Y desea como Cristo, SANARLOS, que se orienten desde sus desvíos, a los carriles de la salvación, que el Señor ama. Algo debe atisbar, que no todo... pues los que disienten no siempre se enfrentan, ni se dejan entender, no obran a la luz, sino que se alejan de ella, para que sus obras no sean descubiertas. Usan la palabra fácil y el agasajo, para encubrir mejor sus propósitos y pasar así













         


 









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